Por Darien Medina
Rei Martínez reside en Inglaterra desde diciembre de 2007. Es allí donde ha desarrollado toda su carrera en el béisbol como lanzador. En Cuba participó en el Campeonato Nacional de la categoría 11-12 en Holguín representando a Ciego Ávila y donde quedó el segundo lugar.
No volvió de manera seria al deporte hasta que llegó al país europeo, donde es parte de la selección nacional y se ha desempeñado en su campeonato local. Luego de un receso, el pasado año volvió al béisbol, en esta ocasión dentro de la Bundesliga alemana.
Han pasado siete años de la última vez que Rei Martínez visitó Cuba, en lo que va de año dos veces ha tenido que posponer su viaje, primero en febrero y luego en mayo. El coronavirus se ha encargado de aplazar y borrar planes. De hecho, poder jugar este año ya parece imposible.
Nació en Morón, pero fue en el municipio de Ciro Redondo en Ciego de Ávila donde vivió en Cuba; su padre Reinaldo Martinez Angarica quien se desempeñó en la liga azucarera de béisbol representando al Central Ciro Redondo, lo llevó de su mano por el mundo de la pelota. «Me acuerdo como si fuese hoy la primera vez que me llevó a jugar, era bien pequeño y desde ahí me gustó el deporte, me encantó, fue él quien me motivó a jugar béisbol», nos cuenta. Tendría alrededor de cinco o seis años cuando tuvo ese primer encuentro.
«También tenía buenos entrenadores con los que hoy día sigo en contacto, incluso cuando vine para Inglaterra hablé con ellos para que me hicieran un plan de entrenamiento». Entre esos nombres se encuentran René Sarrías, Ricardo Resino y Williams Rodríguez.
Durante su carrera en Cuba participó en varios torneos provinciales y un campeonato nacional. «Las condiciones eran mucho mejores, ya que es el principal deporte y entrenaba todos los días después de salir de la escuela, tenía más pasión y me divertía era algo más que jugar, me gustaba y motivaba, los entrenamientos eran buenísimos».
Tras la entrada a la secundaria comienza a existir un distanciamiento entre Rei y el béisbol, los motivos exactos sigue sin poder explicarlos, aunque la salida de su entrenador Sarrias a una misión internacionalista tuvo mucho peso. «Dejé de jugar cuando terminé con la selección de Ciego de Ávila, estaba en 8vo grado tenía 13 o 14 años, no lo jugué más de manera oficial, pero si lo hacía en el barrio».
«Al principio quería entrar en la EIDE (Escuela de Iniciación Deportiva), pero después no le di mucha importancia, no pensé volver a jugar porque viajaría para Inglaterra», comenta.
La salida llegó de manera apresurada, antes de ser llamado al Servicio Militar, su mamá residía en Inglaterra y trabajaba como enfermera. «Me gustaba la idea de salir del país para estar con mi mamá, no te voy a mentir, pero también iría a un lugar en que solamente la conocía a ella, estaba adaptado a verla cuando iba a Cuba dos veces al año, me encontraba con un poco de miedo viviendo en un país que no conocía y dejando todo atrás, mi familia, amigos».
El aprendizaje del idioma fue uno de los aspectos más difíciles en su adaptación al país. Antes de su reencuentro con el béisbol, como entretenimiento jugó baloncesto. «El esposo de mi mamá sabía que me gustaba el béisbol y se puso a buscar y encontró en la ciudad donde vivía Bracknell un equipo que se llamaba Bracknell Blazers, fuimos a verlo y había un cubano que jugaba que se llama Carlos Miguel, lo conocí, al equipo le gustó como me desempeñé cuando me observaron haciendo lanzamientos y ahí vuelvo a comenzar».
No necesitó nuevas motivaciones para reiniciar su camino en el béisbol, en el 2008 comienzó en la segunda división hasta que en el 2009 pasa a la Liga Nacional con los Bracknell Blazers donde jugó hasta el 2015. «Luego me voy a jugar al Sohuampton Mustang y es donde conozco a otro cubano Maikel Azcuy, dejo de jugar por dos años hasta que regreso a Alemania», recuerda.
El béisbol en Inglaterra ya no cumplía sus expectativas, además de otros factores que se unieron, en 2018 deja de participar en la Liga Nacional. «Hubo un tiempo aquí que no había tantos equipos, no existía rivalidad y quería jugar en una liga más fuerte. Tuve un hijo, me fui a una competencia en Serbia y luego en Suiza por dos días representando al equipo venezolano quedé como mejor lanzador y ya luego no jugué más, el equipo de nosotros se desintegró hasta que Maikel me ayuda con un contrato en Alemania».
El pasado año se desempeñó en el ULM Falcons; en Alemania encontró mayor exigencia de la que había enfrentado hasta el momento. Para esta temporada había fichado con el Berlín Flamingos. «Me presenté ante jugadores de mejor calidad, en el equipo contaba con compañeros de nivel, es algo que me motiva a ser mejor y quizás fue por eso que me desilusioné de la pelota en Inglaterra y quería jugar en equipos o contra equipos que tuvieran más calidad», confiesa.
La relación con el béisbol inglés no ha terminado pues aun es parte de la selección nacional con la que ha participado en campeonatos europeos y en el Pre-Clásico del año 2016.
«En una ocasión me enfrenté en un torneo a la selección de Inglaterra y ganamos, yo lancé dos juegos, desde ahí el entrenador se acercó y me dijo que quería que para la próxima vez que jugáramos yo vistiese el uniforme de ellos, pero en ese momento yo no contaba con el pasaporte inglés», aclara Rei.
A pesar de ser parte del combinado nacional no podía salir al competir fuera del país, eran tiempos en que Rei se encontraba indeciso si regresar a Cuba o permanecer en Inglaterra. «Extrañaba a mi familia y no estaba seguro si podía estar aquí o no y mi mamá me manda a Cuba por ocho meses para que pensara y decidiera lo que iba hacer». Nunca pensó participar en ningún torneo en Cuba.
En su estancia sufre una lesión en el hombro, la intentó ocultar en cada uno de los entrenamientos que hacía con su padre hasta que la lesión pudo más. Desde ese momento, no ha vuelto a tener el mismo rendimiento. «Entrenando un día con él junto a otros lanzadores llegó el momento que no pude aguantar el dolor, fui a tirar y ya no podía. Desde ahí dejé de entrenar por un tiempo hasta que regresé a Inglaterra y jugué, pero no tenía la misma velocidad y a veces me costaba más trabajo calentar y cuando tiraba llegaba un momento que no podía más por el dolor».
En búsqueda de decisiones llegó a Cuba, pero se fue con ellas y además, con una molesta lesión. «Llegué más convencido de ayudar a mi familia y me puse a trabajar un poco más y le dediqué más tiempo al deporte».
Cada año Rei lo anuncia como el último en el béisbol, pero aparecen los pretextos para seguir jugando. «Juego el béisbol porque me gusta y es algo que me atrae, quizás en un futuro piense en algo como entrenador o hacer un curso, quien sabe lo que pueda ocurrir. Ahora lo único que quiero es jugar, pero por lo visto ya no se podrá, quizás deba esperar al próximo año».
Jugar en Cuba nunca ha sido una opción para él y nos asegura que «no lo sé, la verdad nunca me pasó eso por mi mente, quién sabe, si llegara esa propuesta diría que sí, en dependencia porque también tengo un niño y debo pensar en èl».
Rei abandonó una Isla para rehacer su vida en otra mucho más distante donde le ha faltado la compañía de muchas personas queridas, aunque finalmente considera que esa decisión, «en general si me ha hecho feliz».