Por Boris Luis Cabrera
Desde que comenzaron los topes bilaterales con las selecciones universitarias de los Estados Unidos en el ya lejano 1987, estos impactaron a la fanaticada beisbolera cubana. Su exquisito accionar dentro de los terrenos con un dominio perfecto de los fundamentos del juego paró en seco el empuje de la recia toletería antillana de aquellos tiempos, que sin tener delante rivales de consideración en la mayoría de los eventos en que participaba, se tuvo que remangar la camisa para enfrentar a esos impetuosos “colegiales”, desconocidos en su totalidad en el mundo de las bolas y los strikes.
Aun así los criollos lograron, hasta 1996 (año que estos topes se suspendieron), salir airosos en 30 de los 42 choques efectuados, en muchas ocasiones sudando al máximo la camiseta.
Pronto los aficionados comprendieron que esos equipos no estaban integrados para nada por párvulos que se reúnen los fines de semana a practicar este deporte mientras dedican largas horas de estudio en sus universidades.
Atletas en la flor de la juventud, con envidiables herramientas para este deporte, beneficiados por el juego diario y recursos ilimitados; eran estrellas en potencia que muy pronto irían a formar parte de las franquicias de Grandes Ligas, haciendo historia muchos de ellos en el mejor béisbol del mundo.
Hombres como Jim Abbot (el lanzador de una sola mano), Tino Martínez (ganador con posterioridad de cuatro series mundiales), Dave Silvestri, Scott Servais, Chris Carpenter, Greg Olson, Joe Sluzarki, Ted Wood, y el ahora salón de la fama Frank Thomas, eran algunos que formaron parte en su momento de aquellas primeras selecciones.
Luego tendríamos el privilegio de ver el accionar contra los nuestros de hombres como Robin Ventura, Mickey Morandini, Andy Benes, Charles Nagy, Ben Mc Donald, Jason Varitek, Charles Johnson, Phil Nevin, Nomar Garciaparra, Craig Wilson y Jason Giambi, entre muchos otros.
Antes en el tiempo, figuras como Jen Dailey, Joe Carter y Terry Francona, habían topado siendo miembros de estos equipos con selecciones nacionales en la década de los 70s.
Los equipos cubanos, sin el cáncer de las emigraciones y aún movidos por la inercia de bonanzas económicas, pudieron salir victoriosos, demostrando así su bien ganada fama cuando se hablaba de su deporte nacional.
Cuando en el año 2012, se retomaron estos topes de confrontación, las condiciones no eran las mismas, y un equipo nacional desangrado en tiempos de crisis, con múltiples ausencias y lleno de vicisitudes; comenzó a ceder terreno y hasta la fecha, presenta un balance negativo de 15-19 ante esas selecciones universitarias que seguían presentando prospectos como Trea Turner, Kris Bryant, Michael Conforto, Carlos Rondón, Alex Bregman, Ryan Howard, entre otros etcéteras.
Desde el 2014, el equipo nacional cubano que se ha presentado a esos choques bilaterales no ha podido ganar más ninguno y cada año que pasa, será más difícil alzarse con la victoria, dada las condiciones actuales que afectan al béisbol cubano.
Ahora, nuevamente esos “colegiales” que muchos minimizan, se han presentado con un equipo potente mostrándonos a seis de los diez mejores jugadores universitarios en la clase de reclutamiento del 2020.
Jóvenes como Spencer Torkelson (No. 1), Patrick Bailey (4), Cole Wilcox (5), Lacy (6), Detmers (8) y Austin Martin (9) en unión de otros lanzadores de categoría, deben superar la cantidad de siete jugadores que en el 2018 fueron seleccionados en la primera vuelta del draft.
Cuba, con cientos de jugadores regados por diferentes ligas profesionales, con la ausencia de sus mejores estrellas, sin hombres de fuerza ni lanzadores supersónicos, lidiando con un éxodo cada día más grande, aferrados a una serie nacional llena de problemas y carencias que hacen mella en la motivación de los atletas que allí se mantienen; no tiene municiones para enfrentar a esos jóvenes, por mucho optimismo que se tenga y por mucho que le duela a los aficionados más fieles.
La calidad de esos “colegiales” es innegable. Hablamos de los mejores prospectos de las mejores universidades que juegan en el mejor béisbol del mundo. Contrario a los que algunos dicen o escriben en las redes sociales, sería una sorpresa de grandes dimensiones, que este equipo cubano que ahora mismo anda por tierras de Carolina del Norte, saliera vencedor en esta pugna de cinco partidos. Así lo veo.
Nos vemos en el estadio.