La segunda presentación del conjunto del equipo FEPCUBE fue histórica. El cotejo frente a la novena Houston Apollos se saldó con una victoria de dos carreras por cero favorable a los antillanos, pero hubo un aspecto más allá de las bolas y los strikes que significó un hito que perdurará en la eternidad. Las huestes de la Federación de Peloteros Profesionales de Cuba destruyeron un dogma que les había sido impuesto y se demostró una vez más que para los sueños no hay prisiones.
El escenario del estadio Alex Rodríguez en la ciudad de Miami acogió el nacimiento del suceso, que fue sin dudas una muestra de la rebeldía de los cubanos libres ante los obstáculos que le intentaron colocar en el camino.
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Hagamos un poco de historia para establecer un orden cronológico de lo ocurrido. La conformación de FEPCUBE fue un gran paso en la idea de integrar una selección con los mejores peloteros nacidos en Cuba. La Serie Intercontinental que se iba a desarrollar a finales del mes de enero pasado en Colombia era el objetivo a cumplimentar. El movimiento a favor de esta selección fue multitudinario, lo que no gustó al régimen que impera en la isla.
Régimen de Cuba intentó sabotear el sueño
La dictadura de Cuba utilizó todas sus artimañas y terminó por minar el sendero hacia la Serie Intercontinental. Según las directivas opresoras, los atletas del exilio no podían utilizar el Himno Nacional y la bandera. Al final, el gobierno colombiano cedió a las manipulaciones y cortó el torneo antes de dar inicio.
Nada de esto frenó los objetivos de FEPCUBE. Al contrario, los deseos de los implicados recibieron una inyección de nuevos bríos. El lunes 29 de enero se plasmó en la mente de todos por un hecho, que se antojó como un grito eterno contra las barreras impuestas.
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Los momentos previos al juego ante Houston Apollos fueron la cumbre de lo ocurrido. En ese instante los atletas formaron en el terreno de juego y la enseña patria de todos los cubanos hizo su aparición. La bandera no pertenece a ningún sistema o ideología, lo que quedó demostrado una vez más.
El simbolismo fue aún mayor al revelarse el portador de la enseña, ya que Orlando «Duque» Hernández tuvo ese privilegio. Los recuerdos volaron al pasado y a todo lo que tuvo que soportar el lanzador en su tierra natal.
Orlando Hernández: un merecido homenaje
La figura del serpentinero fue duramente atacada sin ninguna razón en sus tiempos en el beisbol cubano. El abandono de Liván Hernández de una delegación deportiva colocó sobre su hermano la pesada cruz de las sospechas, por lo que fue expulsado injustamente de las Series Nacionales. Este significó el punto de inicio de una fulgurante carrera en MLB, pero dejó tatuados en la mente del capitalino todo lo que sufrió.
El estadio Alex Rodríguez mostró la redención esperada por mucho tiempo. La bandera de la estrella solitaria ondeó sin ninguna limitación. La libertad vivió otro capítulo hermoso y sin restricciones.
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La organización FEPCUBE inmortalizó el momento en sus diferentes plataformas digitales, posteando fotografías de la emotividad vivida.
«Si deshecha en menudos pedazos, llega a ser mi bandera algún día… ¡Nuestros muertos alzando los brazos, la sabrán defender todavía” (Bonifacio Byrne), plasmó la Federación de Peloteros Profesionales de Cuba.
Los minutos narrados fueron un canto contra las políticas absurdas del sistema dictatorial cubano. Hablando deportivamente, la justicia le conectó un enorme cuadrangular a la ignominia.
“Si deshecha en menudos pedazos, llega a ser mi bandera algún día… ¡Nuestros muertos alzando los brazos, la sabrán defender todavía” Bonifacio Byrne
— FEPCUBE (@fepcube) January 30, 2024
¡Gracias Miami! ¡Gracias Apollos! ¡Gracias público! ¡Gracias Prensa! ¡Gracias UM! ¡Gracias a todos, todos!#MiBanderaMiHimno 🇨🇺 pic.twitter.com/cpf4N5YwMJ
Los símbolos patrios nos pertenecen a todos, no importa la ideología o fe que profesemos, todos somos cubanos, no importa donde la vida nos alla llevado, la patria se lleva en el corazón y no tiene dueño