La Huella Olvidada del Gridiron: La Sorprendente Historia del Fútbol Americano en Cuba

Carlos David Rojas

Actualizado en:

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Todo comenzó como una huella cultural de la primera ocupación militar estadounidense.

La Sorprendente Historia del Fútbol Americano en Cuba

Mientras millones de ojos se preparan para seguir cada pase y touchdown de una nueva temporada de la NFL, una conexión sorprendente con este deporte yace sepultada en la memoria deportiva de Cuba. En un país donde el béisbol es religión, hubo una época en que el ovoide compartió cierto protagonismo con la pelota en el mundo amateur cubano, forjando una historia de más de medio siglo con tacleadas, rivalidades universitarias y hazañas internacionales. Esta es la crónica precisa de la olvidada era del fútbol americano en Cuba.

El Origen: Un Debut en la nueva Cuba

Todo comenzó como una huella cultural de la primera ocupación militar estadounidense. El 7 de enero de 1899, los terrenos del Almendares Park en La Habana fueron testigos de un evento sin precedentes: los equipos universitarios de Virginia e Iowa jugaron el primer partido de fútbol americano en suelo cubano.

Poco después, el 8 de abril de 1900, el Campamento Columbia (conocido en la prensa de la época como Campamento de Buena Vista) fue el escenario de un encuentro de gran expectación. Un periódico local anunciaba con entusiasmo el «desafío de foot-ball —o juego de pelota con los pies—» a celebrarse a las tres y media de la tarde en el recién construido ground del campamento. El partido enfrentaría a «oficiales de caballería de los Estados Unidos y varios jóvenes de la buena sociedad habanera». El comité organizador del evento, una notable mezcla de figuras cubanas y norteamericanas, incluía nombres como Miguel Morales, Lonis G. Rabel, Gustavo de Cárdenas, King Ober y D. Demarest.

Con gran fanfarria, la prensa lo describió como “la primera vez que se celebra en Cuba un desafío de foot ball”, lo que, si bien no era estrictamente exacto por el partido de 1899, sí demuestra el enorme entusiasmo y la percepción de novedad que rodeaba a este encuentro, el primero en involucrar directamente a la juventud cubana.

Estos eventos fueron el primer contacto, pero la verdadera historia comenzaría con el regreso de los cubanos que se habían enamorado del juego en el extranjero.

La Obstinada Pasión de Mendoza y Abadía

La primera iniciativa puramente cubana para «aclimatar» el fútbol americano nació alrededor de 1902. Dos jóvenes entusiastas, Miguel Angel Mendoza y Agustín Abadía, regresaron de Nueva York con la firme idea de introducir el deporte en las costumbres juveniles de la isla.

Su esfuerzo inicial fue una lucha cuesta arriba. Organizaron dos equipos con compañeros de la Universidad y disputaron cerca de siete partidos en los antiguos terrenos del Club Habana, en el Vedado. Estos juegos, sin embargo, fueron privados y «sin resonancia social alguna», con pocos espectadores. Al año siguiente, jugaron otros ocho o nueve partidos en los terrenos del Campamento Columbia, pero la idea parecía destinada a morir.

Sin embargo, Mendoza «seguía acariciándola con amore». Se negó a dejarla en el olvido.

La Fiebre Universitaria y los Primeros Ídolos

La perseverancia de Mendoza encontró un colaborador clave: el joven y entusiasta Jacinto Pedroso. Juntos, lograron lo que parecía imposible: organizar formalmente el «Team Universidad». Este equipo resultó invicto en sus primeros partidos contra nuevos clubes como el Vedado y Artilleros.

El artículo de la revista EL FÍGARO de 1905 inmortalizó a estos primeros guerreros del gridiron:

  • Team Universidad: Liderado por Jacinto Pedroso (capitán) y con Miguel Angel Mendoza como jugador y mánager, el equipo incluía a figuras como Eugenio Rayneri, Raúl Núñez, Jorge Larrieu, Enrique Pujals y Agustín Abadía.
  • Team Vedado: Su rival principal, capitaneado por Arturo Goudie, contaba con jugadores como Beni Trujillo, Alvaro Boedo y Miguel Morales.

El entusiasmo se volvió contagioso. La propia Universidad de La Habana vio nacer equipos en sus facultades de Ingenieros, Derecho y Medicina, llevando la rivalidad académica al campo. Surgió también el equipo Artilleros, capitaneado por Manolo Portuondo. El fútbol americano finalmente «echaba raíces», especialmente cuando la alta sociedad habanera, incluyendo a sus damas, comenzó a asistir a los partidos en el Club Marino del Cerro, dándole al deporte un nuevo estatus.

El Bacardi Bowl: Gloria, Tensión y Caos Internacional

El fútbol americano cubano pronto estuvo listo para medirse en el escenario internacional. Así nació el Bacardi Bowl, un evento que se convertiría en el máximo escaparate del deporte en la isla.

La historia del tazón es una de contrastes:

  • 25 de diciembre de 1907: En su debut, la Universidad de La Habana fue aplastada 56-0 por Louisiana State University (LSU), una dura lección de la potencia estadounidense.
  • 1 de enero de 1910: La revancha cubana llegó cuando el Club Atlético de Cuba venció 11-0 a Tulane University, una victoria que demostró el rápido ascenso del nivel local.
  • 1 de enero de 1912: Mississippi A&M (hoy Mississippi State) superó 12-0 al Club Atlético de Cuba.

Sin embargo, el episodio más infame ocurrió a finales de 1912, en los terrenos del Almendares Park. El 25 de diciembre, la Universidad de Florida derrotó 28-0 al Vedado Tennis Club. Tres días después, el 28 de diciembre, los Gators se enfrentaron al poderoso Club Atlético de Cuba. El partido estalló en caos. El entrenador de Florida, George Pyle, enfurecido por una decisión arbitral que penalizó a su equipo con cinco yardas en lugar de quince, retiró a sus jugadores del campo al inicio del segundo cuarto.

El acto derivó en un motín, con enfrentamientos entre jugadores y espectadores, que solo pudo ser sofocado por la policía cubana, quien arrestó a Pyle. El New York Times sentenció: “Much ill-feeling has been engendered over the incident, which will probably have the effect of ending the series.” (Se ha generado mucho resentimiento por el incidente, lo que probablemente tendrá el efecto de poner fin a la serie).

Ningún equipo estadounidense de renombre regresó a la isla hasta 1920, cuando la Universidad de Stetson visitó la Isla. Aunque Florida nunca reconoció el juego, la prensa cubana reclamó la victoria para el Club Atlético de Cuba, acusando a los Gators de cobardía.

El Bacardi Bowl tuvo ediciones posteriores, como la victoria cubana del Club Atlético de Cuba en enero de 1920 ante el ya mencStetson y 13-0 sobre Ole Miss en 1921, el empate 7-7 entre Auburn y Villanova en 1937, y la contundente victoria 55-0 de Mississippi Southern sobre la Universidad de La Habana en 1946.

La Dinastía de los «Tigres» y el Relevo Generacional

En el plano local, una dinastía emergió en 1909 con la fundación del Club Atlético de Cuba. Apodados los «Tigres del Glorioso Anaranjado», dominaron el campeonato nacional desde 1910 hasta 1924. Jugadores como «Chicho» Inclán, Domingo Bocal, «Cubilla» Alonso y «Pecho de Tabla» Martín se convirtieron en auténticos ídolos populares, logrando victorias memorables contra equipos como Southern College, la Universidad de Stetson y selecciones de la Infantería de Marina de EE.UU.

Hacia 1925, con los héroes del Atlético sintiendo el paso de los años, el relevo fue tomado por los «Caribes» de la Universidad de La Habana y el Vedado Tennis Club, que trajeron nuevas figuras como «Pollo» Álvarez y mantuvieron viva la llama del deporte.

El Crepúsculo de una Era

El interés por el fútbol americano experimentó un renacimiento en 1936, cuando Auburn y Villanova jugaron en La Habana durante «La Semana Deportiva» en el Estadio de la Cervecería La Tropical. Los años 40 vieron nacer nuevas rivalidades, como la de Eneas Muñoz (Universidad) contra Rafael Cambó (Atlético).

En un último esfuerzo por consolidar el deporte, en 1952 se fundó la Federación Amateur Cubana de Football Americano (F.A.C.F.A.), integrada por la Universidad, el Vedado Tennis Club, el Atlético de Cuba y el Miramar Yacht Club. Su objetivo era claro: crear una cantera juvenil que asegurara el futuro del gridiron en la isla.

Sin embargo, los profundos cambios sociales y políticos de los años 60 apagaron esta tradición de más de medio siglo. El fútbol americano, que una vez llenó estadios y creó ídolos, se desvaneció, dejando solo los ecos de una era dorada. Una historia fascinante que, aunque eclipsada por el béisbol, merece ser contada como una página única de la cultura deportiva cubana.

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