INÉDITO: Formidable lo que pasó con joven expelotero y entrenador fallecido hace poco

Por Yasel Porto

El 2021 fue tal vez el año con la mayor cantidad de figuras del béisbol cubano que fallecieron por disímiles razones, con especial destaque para el virus que tanto nos ha afectado en los últimos tiempos.

Uno de los decesos que más impactó fue la del exreceptor espirituano Yoanis Delgado Pedroso, quien con apenas 39 años de edad fue afectado mortalmente por la pandemia. Fue el 30 de septiembre cuando se frustró la vida del primo de los hermanos Gurriel e hijo del otrora destacado máscara José Raúl Delgado.

Él tenía un presente mucho más importante que el haber sido mundialista juvenil (2000) y universitario (2002), o haber formado parte por varias campañas de los Gallos de Sancti Spíritus (subcampeón en 2002, su mejor año). Y es que desde hacía mucho tiempo ya que estaba inmerso en la labor de entrenador de las categorías menores en el municipio de Yaguajay.

Sus condiciones profesionales y humanas en el trabajo con los niños le ganó el cariño y admiración de muchos, factor que contribuyó a hacer más doloroso el desenlace final de su vida.

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Tan importante fue el papel jugado por Yoanis, que unos meses después de su desaparición física decidieron llevar a cabo una iniciativa extraordinaria con el estadio donde entregó tanto esfuerzo y tesón para contribuir con decenas de niños a su superación como peloteros.

Conocida inicialmente «Pequeños Campeones», la instalación fue rebautizada hace poco tiempo con el nombre de Yoanis Delgado. Nunca antes había pasado algo así, que un entrenador de béisbol infantil recibió tal homenaje en Cuba muy poco después de su fallecimiento. Tampoco había pasado con alguien vinculado con la pelota más joven que él.

Equipo de Yaguajay luego de proclamarse campeones de la provincia a inicios de este año

El colofón hubiera sido que en el torneo de las Pequeñas Ligas la escuadra que él formó durante meses hubiera llegado más lejos. Lamentablemente eso no pudo ser y lo peor fueron las circunstancias en las que se produjo aquella eliminación contra Camagüey. Pero eso ahora no es lo más importante.

Al menos pudieron dedicarle la victoria en el certamen provincial, luego de vencer a la capital provincial en un dueño que se disfrutó enormemente según reseñó el periodista Luis Francisco Jacomino. Desde las gradas los padres llevaron una tela en la que mantenían a Delgado no solo en el recuerdo, sino el sentimiento de agradecimiento por tantos años de trabajo con los nuevos campeones de la categoría 11-12 años. Un resultado que también le pertenece a hombres como Yanquiel Toboso (actual manager) y el entrenador de pitcheo Ramón Licor.

Los niños entrenados por mucho tiempo por Yoanis y su equipo de dirección, en el estadio que actualmente lleva su nombre

Otro hecho conmovedor en grado superlativo fue la acción que al término del torneo realizó el equipo completo, luego de llevarle flores al lugar donde reposan los restos mortales de su querido profesor. Y no solo flores, sino las propias medallas de oro. Una historia que no solo merece ser compartida con artículos como el de Luis Francisco o el de este servidor, sino dedicarle una obra dramatizada o documental por todos los matices que la rodean.

Pero volviendo al tema de la nomenclatura del estadio, ojalá que esta idea acontecida en Yaguajay sea imitada en otros sitios de la Isla de donde han salido figuras de altísimo valor en todos los sentidos. No hay que esperar a que alguien más muera para eso para tomar la decisión en «caliente». Hay muchos héroes del pasado que ya no están junto a otros que todavía viven que merecen estar perpetuados en espacios donde el béisbol es pasión todo el tiempo.

Es una manera diferente pero sublime en extremo de rendir tributo merecido y eterno a aquellos que se ganaron eso y muchísimo más, y con los cuales seguimos estando en deuda.

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