El exsaltador de altura, Javier Sotomayor, es una de las figuras más destacadas en el atletismo mundial. El cubano aún posee en su poder los récords universales al aire libre (2.45 metros) y bajo techo (2.43 metros). Otro lauro relevante del matancero, fue la obtención de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Atendiendo a su abultado historial y en celebración de su onomástico 57 este 13 de octubre, Javier Sotomayor accedió a responder un cuestionario a los integrantes del grupo de WhatsApp, Atletismo sin Fronteras.
Las palabras del as hicieron un recorrido por el momento actual que vive el atletismo cubano y sus impresiones con respecto a tan delicado tema. Javier Sotomayor puso el dedo sobre la llaga y reveló las principales problemáticas que inciden en los pobres resultados de esta disciplina en los últimos años y manifestó su visión para este deporte en la Mayor de las Antillas.
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«El futuro del atletismo cubano para mí está en duda. Por una parte tenemos atletas establecidos y jóvenes con mucho talento, así como entrenadores capacitados, pero la infraestructura no es la adecuada y más que todo en la base. Las instalaciones están en mal estado, hay falta de implementos, falta de zapatos especializados, escasez de gimnasios y no hay competencias», expresó el entrevistado.
Javier Sotomayor respondió a una interrogante que nació en el mencionado grupo. ¿A qué se debe que el salto de altura en su categoría femenina esté tan deprimido en Cuba? La respuesta fue clara y concisa. El recordista mundial repitió una vez más que sin las condiciones materiales es muy complicado lograr los objetivos previstos.
Javier Sotomayor señaló deficiencias
«La ausencia de saltadoras de altura creo que se debe en el caso de Cuba (también en el masculino) como dije al principio, que en la base no existen colchones, varillas, poste, para la enseñanza. También estamos falta de calzados, competencias, etc. Para la práctica de un evento técnico es necesario desde temprana edad ir haciendo correcciones, por eso llegan a la preselección nacional con defectos casi incorregibles», acotó.
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Javier Sotomayor argumentó que el desarrollo tecnológico es otro asunto clave. El yumurino recordó que en sus tiempos como atleta activo la recuperación física era mucho más extensa, pero en la actualidad existen métodos para acortar estos períodos.
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Finalmente, el plusmarquista universal reconoció la felicidad que siente al ver que después de más de tres décadas ningún atleta ha podido vulnerar sus marcas históricas. Recordemos que el registro bajo techo de 2.43 metros data del 4 de marzo del año 1989, mientras que el tope al aire libre de 2.45 metros se colocó en los libros de proezas el 27 de julio del año 1993.
«Me siento más que todo orgulloso, jamás pensé en el 1989 que después de 35 años todavía iba a tener el honor de ser recordista mundial. Desde entonces he estado convencido de que un día llegará un saltador que me supere. Ya dos de ellos estuvieron bien cercano», dijo el Príncipe de las Alturas, en franca alusión al qatarí Mutaz Essa Barshim y al ucraniano Bohdan Bondarenko, quienes intentaron infructuosamente sobrepasar al antillano.
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