Este lunes 9 de septiembre en Grandes Ligas tuvo dentro de su calendario la visita de Cincinnati Reds a Atlanta Braves en el Truist Park de Georgia, mismo escenario que presentó a Jorge Soler entre los hechos más destacados de la primera mitad del duelo y no precisamente por destacar con el madero. El pelotero cubano se volvió viral tras regresar al dugout de su equipo y luego destrozar un dispositivo electrónico que utiliza el cuerpo técnico para dar indicaciones a los jugadores cada vez que van a descansar.
Jorge Soler alineó como segundo bate y jardinero derecho en el equipo fijado por el manager Brian Snitker. En su primer turno, el cubano falló con un elevado corto a las manos del shortstop de Cincinnati Reds, Elly De La Cruz.
En el tercer episodio del compromiso volvió a decir presente en el cajón de los bateadores y otra vez terminó sin suerte. «El crudo» otra vez dejó la oportunidad ofensiva ponchándose con un swing fallido ante un cambio de Nick Martínez que aterrizó bajo en el plato.
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El pelotero de 32 años de edad, evidentemente molesto por fallar, entró a la cueva de Atlanta Braves y en un arranque de ira destrozó el Ipad que utilizan los propios peloteros para corregir sus errores en tiempo real.
Ipad pagó la frustración de Jorge Soler en Atlanta
Jorge Soler se encuentra hundido en un slump preocupante para un jugador de su categoría y con el status encima por el cual Atlanta Braves confió nuevamente para obtenerlo desde San Francisco Giants durante el pasado periodo de canjes en MLB.
Tal como se narró, Jorge Soler se ensañó con el aparato electrónico al tirarlo con fuerza contra el piso y patearlo hasta dejarlo descompuesto. Minutos después Ozzie Albies lo levantó y lo observó notándose sorprendido ante el hecho que había visto.
Evidentemente, su reacción generó la atención de sus compañeros, quienes solamente observaron la acción del cubano ante su poca capacidad de reacción ante los bajos números que luce en 2024.
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Jorge Soler apenas batea en esta temporada para .230, pero la preocupación de Atlanta radica en sus .198 de promedio durante sus últimos 30 juegos, donde solamente ha podido producir 13 carreras y ha dado cinco jonrones.
18 hits en los más recientes 91 turnos son síntomas de frustración y desespero por parte de un jugador que siente la responsabilidad de producir y tomar las riendas ofensivas de un equipo diezmado por las lesiones de Ronald Acuña Jr., Ozzie Albies y Austin Riley.
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