Alexander García
Siete años atrás el mundo se ponía a sus pies, bueno entonces era Nueva York quien se ponía a sus pies; antes en Miami había copado todas las expectativas pero allí encima del box, en ese abril de 2013, José Fernández empezaba a tejer su leyenda.
Aquello fue hace siete años y duró poco, realmente muy poco, pues cuatro años se van como si nada y desde aquel mítico día de abril cuando José Fernández lució inmenso como si hubiera estado siempre; cinco innings, una sola carrera y ocho ponches, desde aquel día, todos sabían que en esa sonrisa de niño inmenso estaba la estampa de un grande.
Pienso entonces en siete años, en seis, en cinco, en cuatro y aquí, regresando otra vez en el tiempo, 2016 llega con tonalidades grises para oscurecer todo; después de su cirugía, José había renacido, no había dudas seguía siendo el mismo, llama a todos al estadio, le promete un jonrón a la abuela y -¡Pumm!- contra los Gigantes de San Francisco, contra el mismo Matt Cain, Fernández se vuela la barda para delirio de los presentes.
Interludio
Con 23 años se nace otra vez, se nace ciento de veces, la vida empieza cada mañana, florecen ilusiones y aquel gigante de Villa Clara que pasó inadvertido en su momento llegó, estuvo en manos del profe Chinea, empezó a escalar desde el College, ya en su momento la gente esperaba con ansias su debut.
Los Marlins habían seleccionado a José Fernández en la primera ronda del draft de 2011 y desde el comienzo se llevó las palmas.
El cubano termino la temporada 2012, con marca de 14-1, efectividad de 1.75 y 158 ponches. A raíz de este desempeño, fue nombrado Lanzador del Año de Liga Menor por los Marlins de Miami.
Para ese momento, previo a la temporada 2013, la prestigiosa revista Baseball America colocaba a José como el prospecto número uno del elenco de Florida y el quinto en todo el circuito de MLB.
La realidad
Por las facciones que denotan su rostro luce tranquilo, calmado, ecuánime, sonríe, todo da una sensación excelsa de seguridad que entonces le quita tensión al momento, parece tener 40 años pero no, solo tiene 20…es 6 de julio de 2013 y en el Juego de Estrellas el novato José Fernández ha salido a lanzar por la Liga Nacional…
Se sopla la mano luego de ponchar a Dustin Pedroia, después obliga a Miguel Cabrera a conectar un elevado y poncha también a Chris Davis, entonces vuelve a soplarse la mano, sonríe- ¡soltó humo!- parece decir y vuelve a reír, es su sello, ya está en el Olimpo.
Con su actuación, Fernández se convierte en el tercer lanzador en la historia de los Juegos de Estrellas en ponchar a dos bateadores antes de cumplir los 21 años; detrás de Dwight Gooden y Bob Feller.
…Flash Forward…
Estamos en septiembre de 2016, es día 20 para ser específicos y ya es un hecho que José Fernández ha regresado por todo lo alto, ya no utiliza tanto su bola rápida, desde los entrenamientos de primavera de ese año busca más sus rompimientos pero domina igual, de hecho se ve maduro, imponente en toda su dimensión…
- “… Este ha sido el mejor juego que lanzado…”- le confiesa Fernández a Martín Prado minutos después de que el partido ante los Nacionales terminara.
Ese día, José lanzó ocho entradas impecables con 12 ponches y solo 3 hits; fue su último partido…
Aquí las imágenes de grandes lanzadores fluyen a tropel, Bob Gibson, Sandy Koufax, los ya mencionados Gooden y Feller; en fin, tantos a los que José miró, saludó y con los cuales un día se codearía, tal vez como uno de los mejores.
Esos cuatro años de 2013 hasta 2016, fueron parte de una carrera corta pero con una proyección de excelencia, como los grandes entro y aunque de un modo triste se despidió, también se fue como los grandes, pues hoy nos llena de ilusión una vez más.
A pesar de vivir con su recuerdo y de que todavía corren lágrimas por su partida, siete años después, más allá de su record de 38-17 y su efectividad de 2.58, lo vemos de nuevo con esa sonrisa de niño grande y ahí lo inmortalizamos.
Nos vemos a la vuelta.