Jugando ‘pelotica mala’, el equipo Cuba no puede aspirar a más

Por Daniel de Malas / swingcompleto@gmail.com El equipo Cuba (no Alazanes de Granma como algunos se empeñan en llamarles) cayó una vez más, sin excusas y sin lágrimas, tirando por el suelo cualquier historia, cualquier recuerdo y quizás, cualquier esperanza, este miércoles atravesado, frente a la Republica Dominicana, que hasta le bailó literalmente en el […]

Por Daniel de Malas / swingcompleto@gmail.com

El equipo Cuba (no Alazanes de Granma como algunos se empeñan en llamarles) cayó una vez más, sin excusas y sin lágrimas, tirando por el suelo cualquier historia, cualquier recuerdo y quizás, cualquier esperanza, este miércoles atravesado, frente a la Republica Dominicana, que hasta le bailó literalmente en el terreno, 7 carreras por 4. La vergüenza del fracaso ya no es ajena, sin embargo los horrores en el terreno siguen multiplicándose.




Estas líneas no son un recuento del juego, repetido hasta el cansancio, intentando explicar lo inexplicable, pues si lo volvemos a revisar los lanzadores serán sustituidos a la misma hora, los emergentes con bases llenas no llegaran a tiempo, el absurdo intento de base robada volverá a ser out y el marcador final será, irremediablemente 7 por 4, con Cuba saliendo con la cabeza baja, a pesar de volver a lucir como franco contendiente por el título y ganar más que nadie en la primera ronda.

Estas líneas, entonces, son para criticar a la federación, a los que fabricaron ese equipo Cuba, a Carlos Martí y sus pifias, a algunos peloteros que sabiéndose profesionales actúan como muchachos en un ‘piten’ de esquina y nosotros mismo, la prensa, que nos dejamos engañar nuevamente, en el optimismo ciego, con tal de escribir ‘victoria’.

El equipo lo criticamos en cuanto lo vimos, pues tenía muchos jugadores de cuadro, peloteros invitados que se sabía no iban a jugar y ausencias claras en el pitcheo.



Carlos Martí, entonces, que se ha convertido en un manager con relativo éxito (dos Series Nacionales ganadas de manera consecutiva) y a quien sus años de experiencia le avalan, es otro director cubano más, con la misma escuela envejecida y obsoleta.

A Carlos Martí  NO se le puede pasar un emergente por Frank Camilo Morejón con las bases llenas.

Frank Camilo bateó muy bien la noche anterior y se ganó ser titular en la semifinal, pero a Frank Camilo se le aplica la misma frase que al resto de su clase: “el que no ‘bátia’, no ‘bátia’” y Frank Camilo no bátia, créanme.



A Carlos Martí se le mide por ese tipo de decisiones.

Pero si bien es cierto que quitar a un lanzador antes o después puede ser cosa de las ‘corazonadas’ y es medianamente perdonable, a Carlos Martí no se le puede olvidar GRITARLE desde el banco a Roel Santos, en el noveno: “estamos perdiendo por tres, NO HAY CORRE-CORRE”.

Roel Santos, con todo lo bien que lució en el evento, demostró que más que buenas piernas, hace falta un cabeza atenta y lista para una carrera como profesional, que muchos creemos que puede tener, pero ya fracasó en Japón.

Y, terminando con el manager, a Carlos Martí no le puede dominar el capricho y la complacencia con un Alfredo Despaigne que lleva días lesionado y no aportó nada absolutamente, salvo la intensa crítica internacional por su sobre uso, justo antes del Spring Training en Japón.



Carlos Martí vino con 3 victorias y 2 reveses, pero volvió a perder el juego bueno en la Serie del Caribe y ¿sabes que es lo peor de todo?

Carlos Martí es de lo mejorcito que tenemos entre los directores en Cuba.

Una línea aparte para Despaigne, porque recapacite y mire a su alrededor, a la mayoría de los peloteros retirados en Cuba, con medallas oxidadas y sumidos en el olvido.

‘Caballo de los Caballos’ deje de hacerse el más patriota que nadie, cuide su salud y cumpla con su contrato, como el profesional que tendría que ser y con el equipo al que se debe, allá en el lejano Oriente.



Ya de salida, pido disculpas, por mi optimismo y el de varios colegas, que creímos en lo que enseñó el equipo Cuba en la ronda clasificatoria y nos olvidamos de los mismos problemas de siempre.

Nuevamente creí en la historia, en haber aprendido de nuestras derrotas recientes, en sacar la estirpe de los campeones que quizás alguna vez fuimos y en que es hora de rehacer nuestro destino, pero el karma es indomable y somos, todos, responsables de los fracasos que hoy son cotidianos.

Ya alguien dijo que ‘el que se adapta perece’.

Me niego a adaptarme.

Solo vine a estas líneas a quejarme, espero entiendan.

Sin más por ahora,

Daniel de Malas Andreu




Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *