¡La dinastía de los Tigres de Ciego de Ávila llegó a su fin!

Por Alexander García Milián

Es un tema que ahora mismo, como otros…  es un tema que parece muerto; el equipo Cuba, el premier 12, el comienzo de la segunda fase de la Serie 59 lo tira al foso pero…

Pienso es un fenómeno que ya tiene caducidad, que llegó al final, a su fin; como todo en la vida, los ciclos terminan, llegan reajustes, las circunstancias nos reacomodan una y otra vez para empezar de cero, los Tigres de Ciego de Ávila parecen urgidos  de una renovación, de dar paso a nuevas figuras, a recomponer de a poco uno de los elencos más grandes sino el más grande en la última década.

La cuestión no viene de ahora, se nota ya – con excepciones, Fadragas, Raúl Gonzalez, quizás otros- se nota a un equipo cansado, algo gastado diría, viejo en varias posiciones y el cierre de la primera fase en este campeonato así lo demostró; los avileños no clasificaron.

Esta, vale aclarar, es mi opinión personal y por ende creo que de la maña de un Duquesne o la guapería de un Vladimir García, ya no se puede vivir, menos hacer.

Ahora mismo caer en críticas o reproches de cualquier índole no es lo más certero- pienso- es solo mirar y analizar un poco el asunto…

Primero, como ya se ha planteado en este medio, es cierto que ese relevo estaba garantizado en figuras de la talla de Luis Robert Moirán, José Adolis García y su hermano Adonis, así como Yaibel Tamayo y el relevista Yunier Cano; con estos peloteros buena parte de un sólido lineup estaba cubierto.

Pero este fenómeno de las ausencias por una cuestión u otra afecta a varios elencos en la Serie, Ciego no es el único, miren Pinar, Matanzas o Industriales, por solo citar.

El ascenso indetenible de un pelotero como Alfredo Fadragas da señas de que algo se adelantó en este sentido de ir supliendo, no obstante queda, pues Fadragas no debía llegar a ser la figura en una posición donde a estas alturas debía estar como establecido, Osvaldo Vásquez.

No digo que a Roger se le deba sustituir, no, pienso que es la persona que mueve los hilos de la pelota y conoce al dedillo el espíritu de los Tigres, en unos cuatro años o en menos pudiéramos tener otra vez una generación dorada.

Estimados lectores, sin más…

Nos vemos a la vuelta.

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