Lázaro Junco, el jonronero cubano condenado al olvido

Por Daniel de Malas / swingcompleto@gmail.com Cuba es un país de beisbol, que suda, llora y sangra beisbol. Los ídolos de la pelota cubana son nuestra familia, el motivo de ir al estadio, la mofa de los rivales o la razón de la primera pregunta mañanera. La mayor de la Antillas ha tenido muchos beisbolista […]

Por Daniel de Malas / swingcompleto@gmail.com

Cuba es un país de beisbol, que suda, llora y sangra beisbol. Los ídolos de la pelota cubana son nuestra familia, el motivo de ir al estadio, la mofa de los rivales o la razón de la primera pregunta mañanera. La mayor de la Antillas ha tenido muchos beisbolista de renombre, ayer, hoy y siempre; sin embargo ningún pelotero ha sido condenado al olvido, como el primer cubano en llegar a la mítica cifra de los 400 jonrones, el matancero Lázaro Junco.

Ciertamente en esta tierra, cuando se habla de jonrones, se menciona mucho a Kindelán (487), Muñoz (371), Cheito (286), Romelio (370), Linares (404), Pierre (306) y Casanova (312), lógicamente; pero de manera lamentable se pasan por alto figuras como Fernando Sánchez (280), Leonel Moa (272), Julio Germán Fernández (302) o Alejo O´Reilly (240), de tal manera que si digo Fernando, Leonel o Julio algún que otro lector no tendrá idea de quien hablo; no obstante esto puede tener razones de motivo regionalista, coyunturales y/o fortuna, y aunque todas son inexplicables, lo que si es imperdonable es como Lázaro Junco Neninger, el primer cubano en cualquier beisbol en llegar a la cifra de 400 batazos de vuelta completa, el segundo de todos los tiempos en Cuba en total de cuadrangulares y el hombre que más veces ha resultado líder jonronero en la historia de Series Nacionales, no forme parte del placer diario de hablar de beisbol. Junco, por razones desconocidas, fue y es un actor de reparto, en una obra donde ejerció, como uno de los mejores, entre los mejores.

Todos los sluggers cubanos de la mítica (nunca clara) “Época de Oro”, de las Series Nacionales, coincidieron en algún momento de su carrera con el fornido jardinero matancero. Un total de 15 de ellos, incluyendo a Junco, lograron llegar a los 250 bambinazos. No obstante, solo uno de esos otros 14 jonroneros, conectó más vuelacercas que él (Orestes Kindelán) y solo tres de ellos, terminaron con un slugging superior al 551 de Junco (Linares (644), Kindelán (600) y Casanova (569)).

Cuando en el 27 de enero de 1996 Lázaro Junco descifró un lanzamiento de Alberto Pavón y arribó a la soñada cifra en el Victoria de Girón, la noticia fue recibida con agrado y aceptación, sin embargo no con la fanfarria y celebración que merecía tamaña epopeya, Junco se convirtió en el primer pelotero cubano, en cualquier beisbol, capaza de amasar 400 jonrones. El hecho llevaba, con fundamento, más prensa, más palmas y más premios.  

A estas alturas, después de 53 temporadas de Series Nacionales, solo Kindelán y Linares lograron llegar, y sobrepasar, los 400 cuatroesquinazos, siguiendo los pasos del yumurino.  

Realmente Lázaro Junco no era el dios griego soñado para tocar la marca de los 400, aunque contaba con el físico y el poder, pues fue un jardinero adecuado, nunca espectacular, además de no contar con el tradicional-altamente-sobrestimado 300 de average, cosa que solo logró en la mitad de sus campañas Nacionales.

Pero honor a quien honor merece y Lázaro Junco es el tercero con mejor frecuencia de jonrones en Cuba con uno cada 14,27 visitas al plato, superado por el imposible (12,84) de Romelio y el 13,32 de Kindelán.

Durante sus 18 Series Nacionales (debutó en 1979 y se retiró en el 96) fue 10 veces líder en cuadrangulares (nadie ha estado ni siquiera cerca de tantos títulos en vuelacercas), además de sobrepasar la cifra de 20 bambinazos en una misma campaña en 6 oportunidades, hazaña que en el 2011 fue superada por Joan Carlos Pedroso e igualada por Yulieski Gourriel (ambos son dueños ahora del record, 7 temporadas con una veintena de bambinazos, al menos). Para medir la magnitud de este dato, consideren que de sus contemporáneos solo Kindelán (3 veces) y Romelio (2 veces) lograron llegar más de una vez a esa cifra en un Serie Nacional. 

El año 1988, donde conectó 25 jonrones en 46 juegos, tuvo una frecuencia que terminaría en 49 si la temporada hubiera sido de 90 juegos; similar en el 93 (27 vuelacercas en 57 juegos) hubiera finalizado con 42; o el 89 (20 en 48) que se traducen en 37.

Junco era un espécimen único, con 4 coronas de máximo impulsador, una en dobletes y otra en triples. Para los que gustan de la especulación les comento que el jardinero matancero promedió un bambinazo cada 12,60 veces al bate en Series Nacionales, mientras que en Selectivas, Copas Revolución, Playoffs, o sea el resto, su frecuencia fue de 17,37, este último valido para ser el séptimo de todos los tiempos con jugadores con 1000 partidos jugados o más. En 104 visitas al plato en Playoffs conectó 7 jonrones, para excelente frecuencia de 14,86. Evidentemente Junco fue grande en todas las categorías nacionales y lo de dar jonrones, era lo suyo.

Entre los peloteros retirados que han superado las 1100 carreras impulsadas Junco es el que menos partidos jugó y el de menos campañas; a la vez que es uno de los tres jugadores, entre los 9 con 300 jonrones, que supera el centenar (110) de bases robadas (los otros son Linares y Casanova).

El slugger tuvo una corta incursión en la Liga de Beisbol de Ecuador y en el mismo 1996 conectó 11 jonrones (9 en la clasificatoria y 2 en la final) que fueron suficientes para ser la tercera mejor marca histórica y el coliderato ese año. A su regreso a Cuba, vino el forzoso e inexplicable retiro masivo de medio centenar de beisbolistas, donde Junco corrió con la misma suerte.

Lázaro Junco nació el 9 de septiembre de 1958 y se le estableció en los 6 pies de estatura, con 190 libras de peso. Logró ser Campeón Nacional, en la Serie del 84, con Citricultores, mientras que con Henequeneros, en campañas consecutivas, la de 1990 y la del 91. En esta última, terminó llevándose el premio al Jugador Más Valioso (MVP).

Su personalidad fue extremadamente reservada y sus incursiones en los equipos Cuba muy pocas. Razones, ninguna de peso, pero ya eso es agua pasada. Lázaro Junco debe ser recordado como un pelotero, que modestamente ascendió a donde ningún otro cubano llegó primero que él. Junco no debe pasar su vida de retirado, enclaustrado en la indiferencia, pues como otras estrellas beisboleras, brilló con luz propia, a su manera, pero pagando dividendos estadísticos que no pueden ser pasados por alto.

Sin más por ahora,

Daniel de Malas Andreu

https://www.youtube.com/watch?v=dxXqUjlVuu4&feature=youtu.be
Espectaculares jugadas y jonrones de Lázaro Junco (1991)

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