Lázaro Junco: “Mi objetivo eran los 500 jonrones, pero a los 33 años me retiraron”

Por Boris Luis Cabrera

Este fin de semana pude volver a compartir unos minutos con el ídolo de mi infancia, con el primer cubano en llegar a los 400 jonrones en Series Nacionales, de hecho en cualquier beisbol. Ese hombre de apariencia ruda y un corazón tan grande como su imponente anatomía. El mismo que jamás sonreía cuando sacaba las pelotas por encima de los límites del terreno con aquella facilidad impresionante.

Tenía solo siete años cuando el novato Lázaro Junco salió de emergente ante las cámaras de la televisión a consumir su primer turno al bate y con un swing violento sacó la pelota del parque para alegría de toda mi familia matancera.

Han pasado cuarenta años y con el perdón de todos los grandes peloteros que han hecho historia en este país, ninguno ha podido superar a ese gigante de Limonar en mis preferencias personales.

Sentados en la banca de los Cocodrilos, minutos antes de comenzar el último partido de la serie contra el equipo capitalino me concedió una rápida entrevista para Swingcompleto.

¿Cuáles son tus funciones en este equipo?

La función que vengo desarrollando aquí en el equipo es entrenar el bateo junto a Orlando Quirantes y trabajar en el área de los jardineros. Estamos haciendo un trabajo en conjunto, compartiendo todas las opiniones con los demás entrenadores y esto nos ha dado bastantes buenos resultados.

¿Cuántas veces has estado integrando el colectivo de dirección de Matanzas?

Es la tercera vez que formo parte de un colectivo de dirección de Matanzas. Antes estuve con Mario Mena y con Alfonso Urquiola cuando estuvo al frente de este equipo.

Junco, los que no te conocen piensas que eres una persona demasiada seria. ¿Es difícil ser amigo tuyo?

No, todo lo contrario. Mi forma de ser es así desde pequeño, así me educaron, siempre muy respetuoso. Pero las personas que se han acercado a mí han visto que soy diferente a lo que piensan. Soy muy afable con las personas, me gusta mucho relacionarme con mis amistades y compartir con ellos.

Es verdad que mi forma de ser y mi carácter les impide a las personas acercarse pero les digo que no teman, como se dice en buen cubano eso es solo una fachada, por dentro hay otro Lázaro Junco diferente.

Se te ve en buena forma física. ¿Crees que hubieras podido sobrepasar los 500 jonrones si no te hubieras retirado?

Mi objetivo siempre fue llegar a los 500  jonrones. En el momento de mi retiro me encontraba en excelente forma deportiva. El año anterior había conectado 23 cuadrangulares con 80 carreras impulsadas y un average de 323.

En el momento que me dijeron lo del retiro estaba fuera del país y no me lo pude creer.

Cuando llegué aquí empecé a preguntar los motivos y me dijeron que era por el ciclo olímpico, que por eso estaban haciendo un retiro masivo de los más veteranos.

Mi objetivo era aportar a mi provincia, no había pensado en olimpiadas ni nada de eso si al final casi nunca me llevaban a un equipo Cuba, y me dijeron que tenía que ganarme el puesto en las provinciales.

Después de jugar alrededor de 40 juegos en la provincial y conectar 22 jonrones, me dijeron que tenía que ganarme el puesto en la preselección de Matanzas.

Yo pensé que si iban a traer a algún picher de las Grandes Ligas estaba bien que me probaran pero eran los mismos lanzadores que ya yo había bateado en la provincial.

Después de mi rendimiento me dijeron por lo claro que tenía que retirarme y me dejaron sin opciones, me obligaron, como a tantos otros peloteros que en ese momento estaban en muy buena forma deportiva para jugar al béisbol.

Solamente tenía 33 años y estaba en plena juventud.

Si hubieras jugado en las Grandes Ligas desde tu juventud, ¿crees que hubieras podido dar allí esa cantidad de cuadrangulares?

No pudiera asegurarte que en las Grandes Ligas hubiera podido dar esa cantidad de cuadrangulares que pude conectar en Cuba pero si te puedo asegurar que hubiera dado bastantes.

He seguido mucho ese béisbol y comparé mi calidad con muchos peloteros de mi etapa que llegaron y triunfaron allá.

Una muestra de eso fue cuando fui a Japón después de mi retiro y conecté muy bien aquel picheo de altas velocidades y lanzamientos rompientes dando más de 20 jonrones cada año que jugué allí.

Yo creo que en mis tiempos hubiera podido conectar bien por allá. Tuve la oportunidad de jugarla porque varias veces me contactaron para que desertara y no lo hice.

En Japón también querían que jugara en la Liga profesional y no me lo permitieron aquí.

Junco, en otra entrevista hablamos de aquel momento donde todo un estadio empezó a gritar tu nombre para que bajaras al terreno donde se estaba haciendo una clínica con los jugadores de las Grandes Ligas que vinieron a Cuba y glorias deportivas de la provincia y los directivos no te habían invitado. ¿Cómo recuerdas aquello?

Esa fue una de las cosas más grandes que me han pasado en mi vida, cuando todo el pueblo me aclamó para que bajara al terreno después que los directivos me habían olvidado.

Fue como dar mi último jonrón y como muchos dicen, aunque no me querían dentro del terreno me robé el show.

Ese momento lo tengo guardado en el corazón porque fue el pueblo por el que yo jugué, ese que yo amé tanto, el que me llevó al terreno.

Eso es un tremendo orgullo, después de tanto tiempo retirado, sentir que ellos te aprecien y te respeten. Fue uno de los momentos más alegres de toda mi vida.

¿Cambió la atención hacia ti por parte de los directivos y dirigentes después de aquello?

La atención sigue siendo la misma, a la vez que uno se retira del béisbol a medida que van pasando los años ese Lázaro Junco que ya no puede dar jonrones no va recibiendo la atención que necesita.

Me imagino que eso le suceda a la gran mayoría de los peloteros retirados que le dieron méritos y gloria al país, la atención no es la más correcta.

Con respecto a mi persona, la atención por parte del gobierno y el Partido de la provincia, del INDER y de la Comisión Nacional, para no decirte que es ninguna, es casi nula.

¿Te gustaría dirigir este equipo de Matanzas en un futuro?

No le temo a eso, eso sería una bonita experiencia. En la vida uno no se puede quedar quieto en un lugar, hay que buscar nuevos horizontes. Eso sería la última meta de Lázaro Junco en su carrera deportiva, poder darle esa satisfacción a la provincia que se lo he dado todo.

Me gustaría que le dijeras unas últimas palabras a toda esa fanaticada que tanto te recuerda y te admira.

Lo que puedo decir es que los quiero y los aprecio de todo corazón. El jonrón más largo que he dado en mi vida es tener el cariño de esa gente, ese es el regocijo más grande. Les deseo a todos mucha salud, que Dios los bendiga siempre y que tengan una eterna felicidad.

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