Postemporadas Memorables: Liván Hernández y un 1997 de leyenda

Por Juan Páez

Comenzamos con una serie de trabajos llamada POSTEMPORADAS MEMORABLES para destacar actuaciones brillantes de nuestros peloteros en los playoffs de las Grandes Ligas. Puedes ver la lista completa de notas haciendo clic AQUÍ: https://swingcompleto.com/tag/postemporadas-memorables/

Liván Hernández ha sido uno de los lanzadores cubanos de más longeva trayectoria en las Grandes Ligas. Ya hablamos ampliamente de su carrera y de su época más exitosa en ronda regular, pero ahora toca mencionar sus brillantes actuaciones en postemporada, sobre todo del desempeño que mostró en 1997, con los entonces Marlins de Florida. En ese año, la organización consiguió la primera Serie Mundial de su historia, con el antillano como la punta de lanza del pitcheo.

El camino del eterno derecho, quien obtuvo cuatro triunfos en toda esa postemporada, comenzó con un relevo tremendo contra los Gigantes de San Francisco, en el Juego 2 de la Serie Divisional de la Liga Nacional. Entró en el quinto episodio y tiró 4.0 innings de tres hits y una carrera limpia, sin boletos y con tres ponches. Los peces ganaron el duelo 7-6.

Ya en la Serie de Campeonato, contra los Bravos de Atlanta, también salió desde el bullpen en el Juego 3 y se llevó la victoria, gracias a una labor de 1.2 entradas en blanco, con dos imparables y un abanicado.

Dos días después, el 12 de octubre de 1997, tuvo uno de los desempeños más recordados para un lanzador en la historia de los Marlins. Liván se fajó en un duelo imperdible contra el inmortal Greg Maddux. El isleño, de entonces 22 años, tiró 9.0 episodios de tres indiscutibles y una rayita merecida, con dos pasaportes y nada más y nada menos que 15 ponches para ganar el compromiso.

En el momento, se convirtió en apenas el cuarto pitcher en la historia de la postemporada con una apertura de al menos 15 abanicados, junto con Sandy Koufax, Bob Gibson y Mike Mussina. Kevin Brown, Roger Clemens y Gerrit Cole engrosaron después esa lista. Su actuación ayudó a los Marlins a ponerse adelante en la serie 3-2 y lo catapultó a convertirse en el Jugador Más Valioso (MVP) de la serie.

El 18 de ese mes, abrió el primer juego del Clásico de Otoño, frente a los Indios de Cleveland. Hernández trabajó por espacio de 5.2 innings, aceptó ocho inatrapables y tres carreras limpias, producto de dos jonrones. Dio dos bases por bolas y guillotinó a cinco rivales. También obtuvo el triunfo.

Luego, con la serie igualada a dos victorias por bando, le tocó iniciar el quinto choque, cinco días después. Aunque no estuvo muy fino, Liván tiró 8.0 entradas. En total, permitió siete hits y seis carreras (cinco limpias), con ocho pasaportes y un par de ponches. Florida ganó 8-7 y Liván se anotó la decisión victoriosa. Dos juegos más tardes, los Marlins fueron los campeones de la Serie Mundial por primera vez en su historia y el cubano fue, de nuevo, Jugador Más Valioso.

Con este octubre, Liván escribió, por mucho, su capítulo más glorioso en las Grandes Ligas, en una carreras que duró 17 campañas.

Allí no terminó el camino de Liván Hernández en los playoffs. En total, acumuló 12 presentaciones en esas instancias, 10 como abridor. En 68.0 episodios, dejó efectividad de 3.97, con récord de 7-3. Pero siempre quedará en la memoria como el pitcher que sacó adelante a los Marlins en 1997 y su memorable: «I Love Miami»

Estadísticas de Liván Hernández de por vida en la postemporada de Grandes Ligas: