Por Alexander García
Las cosas del destino nos hacen deleitarnos con ciertas curiosidades que llenan de magia el béisbol; datos curiosos que vinculan a personalidades, lugares y sucesos específicos.
En este ocasión, los nombres de Bert Campaneris y Lourdes Gourriel retornan al ruedo mediático pues por esos azahares de la historia, ambos nacieron en marzo y los dos legaron una rica hoja de vida a la gloria del pasatiempo nacional cubano.
Cada uno en contextos diferentes, Campaneris en MLB, destacando con los Atléticos de Oakland, Lourdes Gourriel en las Series Nacionales de Cuba; ambos son grandes, peloterazos en toda la extensión.
Bert…
Dagoberto Blanco Campanería, “Bert Campaneris” como más se le conoce a esta leyenda, nació el 9 de marzo de 1942 en la barriada de Pueblo Nuevo, en Matanzas.
El yumurino, debutó en la Gran Carpa a principios de los 60, cuando vistió el uniforme de los entonces Atléticos de Kansas City.
La explosión de Campaneris en el béisbol estadounidense, llega cuando la franquicia se traslada a Oakland y en este contexto para la comienzos de los 70, el equipo gana la Serie Mundial en tres años consecutivos, 1972, 1973 y 1974; Campaneris es protagonista de la gesta.
En varios videos en Youtube, como parte de documentales dedicados a las Series Mundiales, se puede visualizar la impronta de aquella maquinaria de los Atléticos, así como lo hecho por Campaneris…
Bert participo en seis Juegos de estrellas y en 1973, fue merecedor del premio Babe Ruth pero más allá de este reconocimiento, es loable destacar que en su debut conectó dos cuadrangulares. Así como también resalta lo ocurrido el 2 de septiembre de 1965, cuando el yumurino se convirtió en el primer pelotero de las Ligas Mayores en jugar las nueve posiciones en un partido de béisbol.
Sondeando en internet, podemos constatar que según baseball reference; en 19 campañas, Campaneris promedio para 259 de average, conecto 2249 hits, 313 dobles y estafó 649 bases, una cifra está que lo sitúa entre los primeros 15 del listado histórico.
El colofón de su etapa como pelotero profesional no pudo ser mejor, pues en 1983, Bert se calzó el traje de los Yankees de Nueva York.
Lourdes…
El slugger espirituano nació también el 9 de marzo pero de 1957 y debutó en la pelota cubana durante la campaña de 1976-1977, vistiendo la mítica franela de los Azucareros. En esa misma temporada ya se adjudicó la distinción de novato del año, en dura porfía con otro extraclase, Luis Giraldo Casanova.
Tal como reseña el historiador Fernando Rodríguez Álvarez en su texto Cinco Diamantes, en la Serie Selectiva de ese año, Lourdes Gourriel terminó cuarto en average con promedio de 348.
De igual modo refiere Álvarez que un hito relevante en su carrera, constituyó la temporada 1978-1979, donde se erigió pieza clave en el histórico campeonato obtenido por Sanctis Spiritus.
Cabe señalar que en este contexto, Lourdes después de un duro bregar, integra la selección nacional que participa en la IV Copa Intercontinental efectuada en La Habana.
A comienzos de los años 80, ya Lourdes era uno de los mejores bateadores del país y en el Mundial de Japón, sostuvo una destacada actuación como séptimo madero.
En lo adelante, Lourdes siempre sería protagonista en momentos cruciales del equipo Cuba…
En la Copa Intercontinental de Edmonton 1981, los Juegos Panamericanos de Caracas en 1983, el Mundial en La Habana en 1984, los Panamericanos de Indianápolis en 1987 y su momento cumbre, el instante que lo inmortalizó… el Mundial de Parma en 1988.
A pesar de estar aquejado de manera constante por lesiones, para principios de los 90, Lourdes siguió siendo uno de los peloteros más determinantes del país.
Tras su retiro, Lourdes Gourriel vio acción como manager de Sanctis Spiritus, logrando aglutinar bajo su mando a un novel elenco de excelentes jugadores, Eriel Sánchez, Frederich Cepeda, sus hijos Yuliesky y Yuniesky Gurriel, Reinier Yero, Ifreidi Coss, Maels Rodríguez y Yosvani Aragón.
Esta generación forjada con la tutela de Lourdes llegó incluso a disputar aquella celebre final del 2002 ante Holguín y de igual pudo sostenerse entre los equipos más ganadores de la primera década del presente siglo.
Leyendas
Los hechos han hablado y sin lugar a dudas, más allá de los números muchas veces fríos, el legado de Bert Campaneris y Lourdes Gourriel está ahí como una reliquia de nuestro béisbol.
Cada uno fue grande en su contexto, imponentes, únicos; dos productos genuinos de esta tierra que palpita con las pautas trazadas por la pelota.
Nos vemos a la vuelta.