Lourdes Gurriel Padre; en el misterio… un hombre grande

Por Alexander García Milián

En estos instantes, mencionar su nombre es casi un sacrilegio; para muchos es el mayor sinónimo de traidor, de paria, de escoria; yo como siempre lo veo diferente, lo veo como una gran persona, como tremendo tipo, uno de los más duros en la historia de la pelota en Cuba.

Cuando hablamos de Lourdes Gurriel, se sientan diez en una esquina a fanfarronear, se esconden cinco en un cuarto a decir horrores, miles se detienen y leen; hablamos del hombre sin nervios, el guajiro pura sangre, el tipo que la daba cuando nadie lo hacía … el de Parma, el de tantas veces, el papa del Yuli y de Yunito.

Cuando hablamos de Lourdes, un grupito de idiotas empieza a comerse las uñas y rezan a todos los santos para que no hable, para que calle y no diga nada; es la hostia y se disfraza de repudio; pero… ¿qué repudiar?, ¿el talento y la grandeza?

Por el camino…

No es por El camino de Swan, ni la búsqueda del tiempo perdido, ni Proust; pudiera ser pero no es; sencillo, así inicio su carrera deportiva Lourdes Gurriel Delgado…

El debut soñado para muchos en un campeonato deportivo, más en béisbol, más en Cuba; cuando en la temporada 1976-1977, Lourdes Gurriel rompió el hielo, marcó pauta al instante; ganando la distinción de novato del año en dura porfía ante otro extraclase, Luis Giraldo Casanova.

En la Serie Selectiva de ese año, 1977, Lourdes promedió 348 y fue directo hasta el equipo Cuba B.

Cuando se hable de la temida Trituradora Naranja, hay que hablar de Lourdes Gurriel y de igual modo se ha de señalar como protagonista en el único título ganado por Sanctis Spiritus en Series Nacionales, durante la temporada 1978-1979.

Su huella en eventos internacionales comenzó en el Mundial de Japón en 1980, sí señores, el mismo que decidió Muñoz con jonronazo.  En este evento a pesar de ser casi un novato, decidió el juego contra Estados Unidos con cañonazo de hit al jardín derecho en la novena entrada.

En remembranzas, ponemos también la Copa Intercontinental de Edmonton, en 1981, aquí impulsó la carrera que le permitió a Cuba seguir en la pelea durante el juego contra los estadounidenses.

Tal parece que Lourdes se ensaño con Estados Unidos, sí, con sacar las uñas ante el equipo duro, ante el mejor rival.

Antes de Parma, en los Panamericanos de Indianápolis también Gurriel se echó el equipo arriba ante los norteamericanos en el juego final.

Años antes, en 1984, durante el Mundial celebrado en La Habana, Gurriel la tomó con Puerto Rico y también decidió el crucial partido contra los boricuas en la competencia.

Tal vez para sellar, en los Panamericanos de La Habana en 1991, Lourdes despachó jonronazo  y doblete en el partido contra Estados Unidos; las dos conexiones ante el lanzador Jeff Ware.

En fin señores; la lista es inmensa, solo dimos pinceladas y retocamos la imagen de uno de los grandes de la pelota cubana, aunque duela a muchos, es de los grandes.

Desde aquel instante que fue refuerzo de Industriales, la polémica respecto a su persona se exacerbó mucho más y quizás hasta entonces, siempre ha estado en el ojo del huracán… pero sin más, ni menos, estimados lectores, la historia está aquí, contada y nos recuerda que Lourdes Gurriel fue un peloterazo, de los pies a la cabeza.

Quizás su gran deuda fue como entrenador, pues logro cohesionar a un excelente grupo de peloteros que nunca lograron concretar y ganar nada; pero ahora, al sol… ni las manchas…

Nos vemos a la vuelta.

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