Por Andy Lans / @DeportesAndy
—¿Oye, qué llevas ahí? —pregunta el entrenador.
—Es una jaba de papas. Mi mamá me mandó a comprar —responde el niño.
—Déjame ver.
Al inspeccionar, el profesor de lucha comprueba la mentira del menor. Terminado su horario de clases, Sean y su amigo “El Bimbi” llevaban una jaba de piedras para lanzarlas a los ómnibus. La reacción del profe no se hizo esperar. Tomó a Sean, lo llevó de inmediato a su casa y le dijo a la mamá que lo enviara todos los días al gimnasio, a unas cuadras de su morada.
Ya Sean Mora había practicado lucha. La madre lo apuntó en un primer momento para contrarrestar sus indisciplinas. En aquel entonces, un niño lo derriba al suelo sin querer y el chico desiste de este deporte. Pasó por el béisbol, el boxeo, el judo, pero nada serio. Andar ocioso en un barrio marginal de San Miguel del Padrón podía traer graves consecuencias.
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“En mi casa si tenías el bachiller era mucho. Subsistíamos como podíamos. Vivía con un tío discapacitado. Él era muy bueno en pelota, pero no pudo seguir porque le amputaron las piernas. Sin embargo, mi tío empezó en el atletismo y el baloncesto en silla de ruedas. Llegó a ser parte de los equipos nacionales de esas disciplinas. Su ejemplo siempre me dio fuerza para luchar por lo que quería” nos confiesa Mora en exclusiva con SwingCompleto.
Mora peleó primero en los colchones municipales. Después, continuó su trayectoria en la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) y en la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (ESPA). Su progreso le llevó a ser Campeón Panamericano Juvenil en lucha greco. El título le ascendió al Equipo Nacional de mayores en los 59 Kg. A sus 18 años, estaba totalmente adelantado para su tiempo. Sean asegura que se sintió bien durante esa etapa.
Migraste hacia los Estados Unidos de forma legal ¿Qué motivos te conducen a esa decisión?
—Lo deportivo no tuvo nada que ver con mi salida de Cuba. Me fui para cambiar mi vida. La familia de mi novia radica en el extranjero y quise irme con ella. Además, como es sabido, Cuba es un país donde todo es difícil. Escasean los productos más básicos y se pasa mucho trabajo. La mayoría de los cubanos quiere irse. Los deportistas, los artistas, los médicos, todos esperan que les caiga un viaje para acabar de salir. Aunque hay una minoría que se conforma con permanecer allá haciendo lo que le gusta.
Las Artes Marciales Mixtas (MMA, por sus siglas en inglés) cautivaron a Mora al aterrizar en la tierra de las barras y las estrellas. El habanero se prepara con los Freedom Fighters en Miami. Registró récord de cuatro victorias y un descalabro como amateur, pero ha ganado sus tres primeros combates como profesional. Sus dos primeras peleas rentadas fueron para Titan FC. La última, ante el mexicano Víctor Cisneros, formaba parte de la cartelera estelar de la empresa Combate Global.
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¿Cuál fue tu principal dificultad en el tránsito de la lucha a las Artes Marciales Mixtas?
—A decir verdad, no he encontrado nada difícil en mi adaptación. Al principio sí tuve que acostumbrarme a tener las manos todo el tiempo arriba. Y también tuve que aprender a administrar más mis fuerzas porque en las MMA los combates duran más tiempo.
»La lucha es una parte muy importante de mi juego, es en lo que más confío. Pero también el conocer el judo desde los 10 años me ayuda bastaste.
Precisamente el trabajo sobre la lona marcó la pelea entre Mora y el fajarín Cisneros. Ante un rival de mayor altura y un boxeo superior, el de la Mayor Isla de las Antillas optó por gestionar el enfrentamiento desde la lona. Sean agotó poco a poco a su adversario. Logró propinar el triple de los golpes que recibió para romper el invicto profesional del mexicano (5-1).
“Siempre confié en mi preparación. Puedo descifrar cualquier estilo de mis contrarios” agrega.
Sean llegó a Miami en busca de prosperidad económica. No pensaba en las MMA. Sin embargo, cuando le pregunto por su máxima aspiración en esta disciplina, me contesta con la naturalidad que le caracteriza y de forma jocosa: “Ganar mucho dinero.”