Por Juan Páez
Contratar a un pelotero, mucho más si es un acuerdo multianual, puede convertirse a la larga en un gran dolor de cabeza. Esa complicada tarea de intentar predecir el futuro y apostar por un veterano o una promesa no siempre sale como el equipo espera, lógicamente.
Cuando se trata de pacto de varios años, las lesiones y el bajo rendimiento o no cumplir con las expectativas son factores que están a la orden del día.
En Swing Completo sacamos los cuatro peores contratos para peloteros cubanos en las Grandes Ligas tomando en cuenta su duración, el juego que en realidad han visto al máximo nivel y la cantidad invertida de dinero:
1) Héctor Olivera, Dodgers de Los Ángeles: Este debe ser el primero en la lista. Olivera logró una buena proyección gracias a una buena condición física, velocidad en su swing y poder por encima del promedio. Todo esto redundó en brillantes números en Cuba que no pudo trasladar a la Gran Carpa.
En marzo de 2015, los Dodgers le extendieron un contrato de seis años y 62.5 millones de dólares que incluía un bono de $28 millones solo por firmar. Tenía una cláusula de una séptima temporada por un millón más si el nacido en Santiago de Cuba se sometía a la cirugía Tommy John durante el acuerdo.
Olivera fue un desastre. No jugó en las Mayores con los californianos. Meses después, en julio, estos lo enviaron a los Bravos de Atlanta en un cambio de tres equipos. Dejó una línea de .253/.310/.405 en 24 juegos durante la campaña 2015. Poco después la que iba a ser su primera zafra completa en el big show, fue arrestado en abril de 2016 por denuncia de violencia doméstica.
En mayo de ese año lo suspendieron por 82 compromisos por violar las políticas de conducta fuera del terreno, impuestas por Major League Baseball. Posteriormente, pasó a los Padres de San Diego y fue despedido días después del canje.
En mayo de 2017 firmó con los Sugar Land Skeeters de la Atlantic League (circuito independiente) hasta convertirse en agente libre y retirarse del béisbol en noviembre. Con solo 32 años, le puso fin a su historia en los terrenos y nos quedamos con ganas de saber si su talento para la MLB era real.
Olivera no ha vuelto a ver acción en Grandes Ligas.
2) Rusney Castillo, Medias Rojas de Boston: El jugador más caro de las ligas menores no las ha tenido todas consigo. Luego de firmar un trato por siete torneos y $72.5 millones en 2014, debutó ese mismo año en las Grandes Ligas.
En 10 juegos dejó una grata impresión con los Medias Rojas y estos lo llamaron a mitad de la campaña siguiente para disputar 80 compromisos, en los que decepcionó con una línea de .253/.288/.359 en 289 apariciones al plato.
En 2016 tuvo nueve participaciones con los patirrojos en la Gran Carpa, lo último que se vio del outfielder de Ciego de Ávila en el big show.
Pese a que no ha parado de dejar buenos números con el Pawtucket (Triple A) y en Puerto Rico con los Criollos de Caguas, Boston le ha cerrado las puertas para volver a la más alta categoría. Su contrato expiró al finalizar la zafra 2020.
Rusney no ha vuelto a ver acción en Grandes Ligas.
3) Yasmany Tomás, Diamondbacks de Arizona: El “Tanque” firmó a finales de 2014 un acuerdo que lo convertiría en el nuevo millonario del béisbol cubano: 68.5 millones de dólares por seis años.
Tomás no ha sido precisamente una decepción con el bate. En 2016, su último año completo en las Mayores, sonó 30 dobles y 31 jonrones, con 83 carreras impulsadas. Es su defensa la que no le permite hacerse con un puesto en la Liga Nacional. Por eso fue relegado a ligas menores, donde sigue el mismo camino de su compatriota Castillo.
Después de estar fuera del big show por todo 2018, este año los desérticos lo llamaron a las Mayores por cuatro desafíos, pero no dio hit y se ponchó tres veces en seis turnos legales antes de mandarlo de vuelta al Reno Aces, equipo Triple A de la organización.
El Tanque no ha vuelto a ver acción en Grandes Ligas.
4) Yoenis Céspedes, Mets de Nueva York: Este había que mencionarlo. Desde que firmó un megacontrato de cuatro campañas y 110 millones de dólares, la “Potencia” ha sido víctima de un sinfín de lesiones que limitaron su accionar a 119 compromisos en tres zafras, contando que estuvo fuera de acción por todo el 2019 y en 2020 salió en medio de la pandemia, tras solo unos pocos partidos jugados.
Cuando estuvo en play en ese lapso, dejó buenos números con el madero, pero sigue estando en deuda sobre todo por ser un pelotero que este año ganó 29 millones de billetes verdes sin siquiera tomar un turno en las Mayores.
La Potencia no ha vuelto a ver acción en Grandes Ligas.
BONO:
Erisbel Arruebarrena, Dodgers de Los Ángeles: este campocorto firmó con los californianos en 2014 por cinco torneos y $25 millones, con un bono por firma de 7.5 millones.
En su carrera, además de mostrar una conducta deplorable que lo llevó a suspensiones y despido, participó solo en 22 duelos en la Gran Carpa y terminó con una línea de .195/.244/.220.
Hoy Arruebarruena juega en la Cuba que lo vio nacer, a nivel de las Series Nacionales, una liga semipro, en sus mejores días.