Por Alexander García Milián
La risa amplia, la mirada perdida, la mesura solapada, estruendo, un grito… dos, tres,… ; el treinta y dos se pierde a sus espaldas, pueden ser treinta dos, sesenta y cuatro, ochenta, lo que tenga que ver con Víctor Mesa, va siempre arriba, se dispara…
¿Dónde estará Víctor?, ¿Qué hace?, fue bruma, luz, hielo, fuego; naranja, rojo, azul… Y… ¿Ahora qué?… La Serie Nacional arranca en agosto, esta a unos días de empezar,- su mayor atracción- , Víctor Mesa, el “ show “ de los últimos años en nuestra pelota, la persona que más vida le dio a la desidia cuando el tedio y la apatía querían consumirlo todo; ese hombre no estará… Y lo digo yo, quien le fue con todo, yo quien ataco sus malcriadeces, sus malas conductas, sus continuos desmanes.
Comienzo a hablar de nuevo yo el que nunca lo vió jugar, quien supo de él por los cuentos de su padre; yo el que cuando empezó a dirigir Villa Clara lo seguía a casi todas partes; él quien me arraigo por dentro el fanatismo hacia los naranjas, colmó de rencor y rabia mis apreciaciones cuando llegó a Matanzas a dirigir, cuando lo vi desbaratar un equipo entero prácticamente, cuando se ensaño con Heredia, sacó a José Miguel y Lázaro Herrera.
Con Víctor se topan los extremos, se llega al límite, suena como máxima expresión de cubanía a lo Mañach, – si no llega,… se pasa- Víctor le dice a Luis Borroto que no tiene corazón para lanzar en el Latino y luego lo pide de refuerzo para jugar con Matanzas; Víctor quien tildó de “manco” a Alexey Bell y ahí mismo sepulto la carrera del santiaguero; Víctor quién no le dio un inning a Odrisamer Despaigne en el tercer Clásico Mundial, luego es culpado por derechistas e izquierdistas de la deserción del capitalino.
Vamos atrás y en segundos, el tiempo otra vez se difumina; Víctor Mesa le da una segunda entrevista a Aurelio Prieto Alemán para Confesiones de Grandes y en ese instante en el que asoman lágrimas en sus ojos al contar los sacrificios de su madre, en ese momento lloró, ahora mismo lloro también, creo que muchos lloraron, y lo siguen haciendo.
Ese Víctor, en su faceta de ser humano común y corriente, de hombre de a pie, ese Víctor nos llega a todos.
A su vez, en 2013, Play OFF semifinal contra Sanctis Spiritus le mienta la madre- recién fallecida – a Cesar Valdés; dos villareños cara a cara, dos reacias personalidades; como si nada Víctor olvida la historia que contó meses atrás. Víctor como salido de la mente de Stevenson va de Hyde a Jekyll una y otra y otra vez. Víctor es Samsa, Frankestein, Gargantua y Pantagruel; de pronto se vuelve Robin Hood, da casas por aquí, bicicletas por allá, lleva al equipo Cuba a su santero personal,- tan siquiera para que viera mundo-.
Veo la Habana caminar, es un ser gigante, de manos y pies inmensos; La Habana que puede ser París, Nueva York, Bogotá ; La Habana es el destino de Víctor; Víctor ya es como el presidente de la república, es como un ministro, un conde; Víctor es alma de la nación, furibunda alma de la nación- al menos lo cree y lo hace creer- ; Víctor se busca guardaespaldas y quiere ser rey en La Habana, aquí el brinco es algo más corto,… cortísimo…
Ya sus hijos están en el mejor béisbol del mundo, con futuro garantizado casi a un noventa y nueve por ciento; papá se puede sentar tranquilo a descansar, buscar cómodo una buena película, darse unos tragos de ron, seguir las Grandes Ligas desde casa, desde cualquiera de sus casas…
La Serie 58, va a iniciar ya y Víctor no está, no está quién ponía a hablar a todos, a favor o en contra, no está quién volvió a llenar el Latino, quién dejó fuera a Carmona y sentenció a los directivos del béisbol en la Isla cuantas veces quiso.
La polémica va acompañada de Víctor Mesa, son esencia y fenómeno; una vive del otro, el otro la genera, son cuerpo, materia; tanto hay en Víctor…
Esta temporada cuando se de la voz de play ball, cuando la gente empiece a ir al Latino, al Victoria de Girón, al Capitán san Luis o al Mártires de Barbados; cuando eso suceda y a todos nos siga doliendo la semana negra en Róterdam, la pérdida del oro en Barranquilla, la agonía por la cual atraviesa nuestra pelota, ahí, aparecerá Víctor, quizás como tenue fantasma en cada dogaut, tal vez seguro en los miles de rostros, que así como el de el, con esa sonrisa amplia, inmensa, ocultan todo, no dicen nada…Ese es Víctor,… el próximo gran ausente.