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Durante décadas, Cuba ha sido una fábrica de talento beisbolero. Jugadores que han brillado tanto en la isla como en los escenarios más exigentes del mundo. Pero si hay un nombre que genera consenso entre fanáticos, cronistas y exjugadores, es el de Omar Linares Izquierdo, el “Niño Linares”. Un prodigio del béisbol que lo tuvo todo… excepto la oportunidad de jugar en Grandes Ligas.
Un niño entre gigantes
Nacido en Pinar del Río en 1968, Linares fue un fenómeno precoz. Con apenas 14 años debutó en la Serie Nacional cubana, enfrentando a peloteros adultos y consagrados. Su madurez en el terreno, velocidad en las bases, reflejos felinos en la antesala, su estilo único de bateo y un swing limpio y poderoso lo convirtieron en un ídolo desde su adolescencia.
A los 17 años ya era titular indiscutible del equipo Cuba. Fue medallista olímpico (Oro en 1992 y 1996, plata en Sídney 2000), campeón mundial, intercontinental, panamericano, centroamericano y de cuanto evento hubo en la era amateur.
Omar Linares fue líder en jonrones, en promedio, en extrabases, impulsadas y en respeto, jamás un contemporáneo o compañero de equipo se ha atrevido a dejar salir al público una imagen negativa del fenómeno de Pinar del Rio.
Para muchos, el pelotero más completo que ha producido Cuba en su historia moderna.
Gloria internacional… sin MLB
Linares dominó el béisbol amateur como pocos en el mundo. Su capacidad para ajustarse al pitcheo, su paciencia en el plato y su instinto natural lo hacían comparable con figuras del más alto nivel en la MLB.
Equipos de Grandes Ligas lo siguieron durante años, se creó hasta un mito (desmentido por el propio Linares) que le habían ofrecido un cheque en blanco.
Algunos scouts afirmaban que Linares tenía el talento para ser All-Star desde su primer año en Estados Unidos.
Sin embargo, ese sueño nunca ocurrió. Y no fue por falta de condiciones.
La política frustró la carrera profesional de Omar Linares
El contexto político, como para todo en Cuba, jugó un papel crucial.
En los años 80 y 90, la política deportiva del gobierno cubano prohibía a sus atletas firmar contratos en el extranjero. Los que lo hacían, debían desertar y convertirse en traidores del aparato mediato oficialista.
Omar Linares, por convicción, presión familiar o simplemente por falta de agallas, se quedó en Cuba.
¿Fue decisión o condena?
Muchos se preguntan si Linares quiso quedarse o si nunca tuvo otra salida. Fue promovido como ejemplo del “pelotero revolucionario”, fiel al sistema.
Una figura intocable, utilizada también como símbolo de propaganda en momentos en que otras estrellas escapaban de la isla.
En 2002, ya con más de 30 años y su mejor momento detrás, le permitieron jugar en la liga profesional de Japón.
Aunque su paso fue digno, el mundo solo vio una versión atenuada del fenómeno que fue en Cuba y fomentó las dudas de su verdadera capacidad para jugar fuera del “confort” de la Isla.
El debate eterno
El legado de Omar Linares vive en cada fanático cubano que lo vio jugar. Y también en cada conversación sobre “qué hubiera pasado si…”. ¿Habría sido mejor que Alex Rodríguez? ¿Habría ganado Guante de Oro? ¿30 jonrones por temporada?
Son preguntas sin respuesta. Pero lo cierto es que su historia es una mezcla de gloria deportiva y tragedia personal.
Una carrera brillante, pero confinada.
Un talento que mereció mostrarse ante el mundo.
La maldición de Omar Linares hace que se mencionen otros muchos nombres, todos con éxito profesional, a la hora de nombrar al mejor jugador cubano de la historia.
Un legado que no se olvida
Hoy, Omar Linares es en ocasiones parte del cuerpo técnico del equipo Cuba y coach en el Japón que. Lamentablemente, le quedó grande como pelotero.
Su nombre todavía impone respeto, aunque su leyenda esté incompleta fuera de la Isla.
Linares quedará eternamente como la quimera del jugador perfecto confinado al amateurismo.
Para varios que le vieron en acción, sin embargo, él sigue siendo el mejor pelotero cubano… aunque trágicamente nunca haya jugado en Grandes Ligas.
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CEO de Swing Completo | Periodista Deportivo y Especialista en Béisbol | Bachelor en Comunicación Social
Periodista deportivo con 20 años de analista y especialista en béisbol. Es el actual CEO y dueño de Swing Completo LLC en conjunto con toda la infraestructura digital que opera la compañía. Posee un Bachelor Degree en Comunicación Social. Trabaja en ESPN desde 2015.
Ha sido ganador de múltiples Emmys deportivos por su excelencia en la cobertura de eventos deportivos y ha obtenido la Placa de Plata de YouTube con Swing Completo Deportes TV, destacándose en la creación de contenido digital atractivo y relevante para los aficionados del deporte.
Omar Linares con un talento excepcional seguro habría brillado en cualquier circuito. El que, para mí consideracion, fue el mejor pelotero nacido en Cuba: Martín Dihigo, por otras circunstancias tampoco jugó en la MLB, aunque está en su Salón de la Fama y en el de cuatro países más.