“Patria y Béisbol” jamás podrá estar por encima de “Patria y Libertad”.

Carlos David Rojas

MLB

Patria y Béisbol y el arte de desviar la atención.

Patria y Béisbol y el arte de desviar la atención

Patria y Béisbol y el arte de desviar la atención

La dictadura cubana ha perfeccionado un arte siniestro: desviar la atención del sufrimiento de su pueblo con distracciones como el béisbol o medidas superficiales como las más recientes de ETECSA, mientras el país se desangra en una crisis energética, social, económica, alimentaria, política y cívica.

Es en este contexto, que duela tan a sus jinetes de postura del «punto medio» —esa insistencia en «respetar todas las posiciones» y tratar al Equipo Cuba, en el caso de la pelota, como un símbolo de unidad nacional— no es un acto de neutralidad, sino una complicidad disfrazada que perpetúa la propaganda del régimen.

Es imposible separar la política del béisbol cubano

Pretender que el béisbol puede separarse de la política en Cuba es ignorar una realidad innegable: el Partido Comunista Cubano (PCC), a través del INDER y la Federación Cubana de Béisbol (FCB), ha convertido al equipo Cuba en una herramienta de control durante más de seis décadas, usándolo para proyectar una falsa imagen de éxito mientras el pueblo cubano enfrenta colas interminables, apagones diarios, hambre, represión brutal, familias separadas, cárceles llenas de presos políticos y una economía devastada por el comunismo.

La idea de que el Equipo Cuba representa «la gente buena del país» o que puede equipararse a símbolos sagrados como la bandera y el himno es una distorsión que insulta la verdadera cubanía.

La bandera y el himno encarnan la lucha por la libertad, la soberanía del pueblo y el anhelo de justicia; el equipo Cuba, bajo el yugo de la dictadura, simboliza la sumisión a un régimen que reprime a los peloteros —prohíbe contratos libres, fuerza defecciones, silencia disidencias— y explota sus victorias para maquillar la miseria que el PCC ha infligido.

Confundir los valores y principios de ser patriota y el orgullo nacional

Esta percepción de «orgullo nacional» no es más que una nostalgia ilusoria condicionada, un fenómeno donde el subconsciente, moldeado por la propaganda del régimen, idealiza un pasado falso de «gloria».

Las oposiciones extremas al régimen no son un extremismo sin causa: son la respuesta lógica a un sistema totalitario que, desde su origen, asumió una postura radical, aplastando libertades y sembrando un sufrimiento que hoy se manifiesta en un pueblo que no tiene ni para comer ni para vivir sin miedo.

Priorizar el béisbol o cualquier distracción sobre la lucha por la libertad del pueblo cubano es un acto de profunda falta de empatía que fortalece al opresor.

“Patria y Béisbol” jamás estarán por encima de “Patria y Libertad”.

La primera es una ilusión que el régimen manipula para desviar la atención de su colapso; la segunda es un derecho inalienable que lleva 66 años secuestrado por un régimen que encarcela a quienes cantan el himno exigiendo dignidad. Mientras los cubanos no puedan hablar, comer ni vivir sin miedo, el béisbol no debería ser la prioridad de nadie.

El «punto medio» no es neutralidad: es una cortina de humo que le da oxígeno a la dictadura, permitiéndole seguir evadiendo su responsabilidad por la crisis que ha creado.

Denunciar al régimen y su maquinaria propagandística, incluido el Equipo Cuba, no es extremismo; es un imperativo moral, un acto de justicia que desmantela la mentira y pone la libertad del pueblo cubano como la única prioridad verdadera.

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