La etapa inicial del lanzador Pedro Martínez no fue fácil. Los Angeles Dodgers fueron los responsables de reclutarlo de República Dominicana en 1989, pero cuando fue promovido a las Grandes Ligas en 1992 no recibió muchas oportunidades.
El alto mando de los californianos lo envió a Montreal Expos por Delino DeShields, en noviembre de 1993. El resto es historia, pues se convirtió en uno de los mejores lanzadores de las Grandes Ligas.
«Ellos me despreciaron», recordó el exmonticulista en el podcast de Alofoke. «No me querían por chiquito y flaco, pero mira que el señor hace las cosas maravillosas. Mi apodo ahora es «El Grande».
En 1997, los canadienses no estaban jugando bien, era el último año de Pedro Martínez bajo control de la tropa que entonces dirigía su compatriota Felipe Rojas Alou. Como suele ocurrir en esos casos, era pieza de cambio y él quería ir a New York Yankees.
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El anhelo de Pedro Martínez era lanzar en el Yankee Stadium
Cuando la gerencia de Montreal Expos decidió cambiar a Pedro Martínez, en la medida que se acercaba su entrada a la Agencia Libre, el pitcher dominicano pidió tres veces que lo enviaran a New York Yankees.
«Yo tenía la oportunidad de elegir el equipo que yo quería cuando fuera cambiado», explicó el inmortal de Cooperstown en el mismo podcast. «Pedí New York Yankees, Cleveland Guardians, Baltimore Orioles y San Francisco Giants porque yo me rehusé a subir a un equipo de la Liga Nacional que no tuviera la oportunidad», indicó.
Pero Pedro Martínez tenía una razón de peso para querer viajar a la bahía estadounidense. Allí juega el archirrival de Los Angeles Dodgers y quería cobrar esa factura.
En todo caso, nada de eso ocurrió y fue Boston Red Sox el que mostró interés. En ese momento, la directiva de los patirrojos le extendió ahí mismo un contrato de 97 millones de dólares para amarrarlo por seis temporadas y se convirtió en héroe al lograr ser parte esencial del fin de la racha de 86 años sin ganar la Serie Mundial.