¿Pete Alonso o Kyle Schwarber?: Boston y una decisión trascendental

Adrián Bonilla

MLB

2 perfiles de poder con matices, pero Boston tiene la decisión en sus manos.

Pete Alonso y Kyle Schwarber

La próxima agencia libre rumbo a la temporada 2026 de MLB pone sobre la mesa una disyuntiva clara para Boston Red Sox: ¿Apuntar a la potencia zurda y con historial de jonrones de Kyle Schwarber, o invertir en el bateador derecho y masivo productor de carreras que es Pete Alonso?

Ambos llegan al mercado con perfiles de alto perfil pero con diferencias que condicionan la arquitectura de cualquier plantel que pretenda firmarlos. En Boston esa decisión adquiere una dimensión estratégica teniendo en consideración la plaza, el parque y la construcción del roster que convierten la alternativa en más que una simple cuestión de slugging.

2 perfiles de poder con matices

Pete Alonso, guardián del bateador zurdo/diestro según la comparación pero definido por un perfil de primera base y designado con poder consistente, volvió a colocarse en el escaparate tras ejercer la opción de salida que lo devuelve al mercado. Alonso llega con historial de producción de largo plazo y reciente rendimiento que justifica que varios equipos lo consideren eje de una reconstrucción ofensiva o complemento de un núcleo competitivo.

Su capacidad para generar slugging y remolcar carreras lo hace apetecible para cualquier club que necesite un bateador de alto nivel en la mitad del orden, y si hablamos de lo «económico» que es, pues más interesante se vuelve en la oficinas de Massachusetts.

Kyle Schwarber, por su parte, aterriza como un bateador designado sumamente ofensivo de primera magnitud portando liderazgo en jonrones, elevado promedio de slugging y un 2025 extraordinario que lo posicionó entre los candidatos más codiciados del mercado.

Su combinación de disciplina en el plato y poder, además de jugar con cierta frecuencia en los jardines o como bateador designado, lo convierte en una solución inmediata para equipos con déficit de producción al medio y al final del lineup. Schwarber, a sus 33 años, ofrece un perfil más orientado al bate que a la defensa y eso está claro en la oficina de Boston.

Mercado y proyecciones salariales de Pete Alonso y Kyle Schwarber

Las estimaciones de mercado para Alonso lo ubican entre las firmas más grandes de este mercado. Proyecciones de analistas y reportes de la industria han barajado números de largo plazo, con escenarios de entre cinco y siete años y montos que, en los escenarios más optimistas, superan los 120 millones de dólares en total. Es decir, Alonso demanda un compromiso financiero y temporal sustantivo que cambia el diseño de la nómina.

Schwarber, pese a su producción masiva en 2025, enfrenta la realidad de ser un bateador con limitaciones defensivas que moderan su mercado. Las encuestas entre ejecutivos y proyecciones de la prensa especializada sitúan su firma en el rango de cuatro años con un promedio cercano a los 30 millones por temporada. Esa curva salarial lo hace relativamente más asequible en el corto/medio plazo que Alonso, aunque sigue siendo una inversión importante.

Encaje en Boston: ¿Cuál aporta más al Fenway y al proyecto?

Fenway Park, con su histórica asimetría de jardines, favorece el bateo zurdo hacia la banda contraria por el porche de la esquina derecha; en ese sentido, Schwarber -bateador zurdo con elevadas cifras de HR- encaja de inmediato como hombre para romper el parque en jugadas de poder. Además, su rol natural como DH libera opciones defensivas para Boston.

Alonso, derecho y más tradicional como primera base, ofrecería a Boston un perfil distinto, dándole poder al bate con buena capacidad para remolcar y ocupar la primera base en calendarios en los que la defensa no sea requisito prioritario. Su contratación implicaría un compromiso mayor en cuanto a duración y masa salarial, pero también la posibilidad de sostener una producción estable desde una posición del cuadro donde Boston ha buscado consistencia y no la ha encontrado en Tristón Casas.

Riesgos, salud, edad y desgaste

Las dos contrataciones conllevan riesgos. Schwarber, por la edad y el papel mayoritariamente de DH, puede ver una caída súbita de la producción que afecte su valor en años posteriores; Alonso, con mayor expectativa de contrato largo, arrastra el riesgo de rendimiento a medida que avance la duración del acuerdo y del ajuste a un nuevo parque si sale de New York. Ambos, sin embargo, ofrecen números inmediatos que justifican la inversión para equipos con rol competitivo.

Los informes preliminares y los rumores situaron a Red Sox entre los interesados en reforzar la ofensiva con nombres de peso; la prensa local y nacional en Estados Unidos ha mencionado a ambos en distintos escenarios de encaje. Firmar a uno sería un golpe claro; firmar a ambos no sería un disparate si la gerencia decide priorizar una ventana competitiva inmediata. Un acuerdo por Schwarber resolvería el dilema inmediato de DH/poder zurdo; la suma de Alonso implicaría confianza por un plan a más largo plazo y mayor compromiso financiero.

En resumen, las piezas encajan y en la coyuntura actual del mercado, no sería descabellado que Boston intentara a ambos si las cifras y la negociación lo permiten.

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