QUIÉN HACE LA LEY, hace la trampa: Héctor Olivera ¿no? y Roberto Ozuna ¿sí?

Daniel De Malas Andreu

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Por Alexander García Milián
El pasado 31 de julio, fecha límite para realizar cambios en la MLB; la noticia del traspaso del mexicano Roberto Ozuna hacia los Astros de Houston, copo titulares en la prensa deportiva especializada en béisbol. Ozuna, “taponero” especializado para los Azulejos de Toronto arribó a los predios de los siderales para redondear un bullpen que junto al zurdo Tony Sipp y el derecho Héctor Rondón, realmente impresionan,… bueno,… meten miedo, para decirlo en buen cubano.




El canje de Ozuna tomó protagonismo en el mundo de la Gran Carpa; si bien hubo cambios significativos; Manny Machado se fue a los Dodgers, JJ Happ y Lance Lynn reforzaron el cuerpo de pitcheo de los Yankees,- entre otros, no menos importantes- lo cierto es que Roberto Ozuna tras su condena por violencia doméstica, condena que no cumplirá a cabalidad, retorna a planos estelares con los actuales campeones de las Grandes Ligas.
Para resaltar, tomando de nuevo el tema del staff de relevistas de Houston; Sipp, Rondón y ahora Ozuna, lucen a simple vista como el famoso “ monstruo de tres cabezas” que tuvo el Kansas City de Ned Yost hace allá por 2014 y 2015( Kelvin Herrera, Greg Holland y Web Davies ).
Con esta tríada los pupilos del manager Hinch, realmente se ven sólidos en pos de retener el título, pese a que los Red Sox de Alex Cora lucen imparables; pero como dice el popular refrán de la jerga beisbolera en Cuba,- una cosa es con guitarra y otra es con violín-.



Pero cubano al fin, como usted, como muchos estimado lector; la situación con Roberto Ozuna despierta en mi persona una ligera conmoción; sí, pues en situación similar a la del mexicano, estuvo el criollo Héctor Olivera, quién tras un tenue y opaco debut con los Bravos de Atlanta, recibió una condena de diez días de prisión por violencia doméstica, igual que lo sucedido con Ozuna y con ese lastre ha cargado desde entonces en el béisbol rentado.
Olivera fue canjeado a los Padres, luego dejado como agente libre, sin dudas esa situación judicial por la cual atravesó el cubano fue detonante negativo en su retrasada pero prometedora carrera en Estados Unidos.
Héctor Olivera, no es cualquier pelotero, fue uno de los atletas más valorados en la Isla, a mediados de la década pasada, entre los años 2005 y 2010, diría para ser específico. Héctor fue campeón con la versión 2 de la aplanadora santiaguera que dirigió en esos años el estelar Antonio Pacheco; en tres ocasiones para ser precisos, también fue sub campeón olímpico en Beijing 2008. El santiaguero pedía abrise paso con impecable hoja de vida en las Grandes Ligas, llegó algo tarde, debutó pero la mala suerte parece haberle pasado factura.



Aquí retomo otra arista; la misma que pone la lupa en la situación de preguntarnos, ¿Quienes son los beneficiados?, son los elencos poderosos económicamente, los jugadores súper valorados, con cuentas millonarias, más beneficiados, infalibles diría ante situaciones de agresión física como el caso de Roberto Ozuna; un lanzador de un talento innegable, el mismo que comienza a labrarse ahora mismo en Grandes Ligas.
Tal parece que la impunidad les toca a algunos agraciados, ya sucedió con Alex Rodríguez, Roger Clements, Barry Bonds; ellos sufrieron el estigma de ser condenados, prejuiciados por situaciones de dopaje, cuando en los noventa Mark McGwire y Sammy Sosa llenaban estadios, ponían el dinero a raudales en las arcas de MLB y nadie decía nada.
Ahora le toca a Olivera pagar los paltos rotos, ser el enjuiciado de turno, el “Jordano Bruno” de moda. Como cubano me duele, me lacera bastante esta situación. Nuestros peloteros llegan a suelo norteamericano y con miles de trabajos se abren paso a través de un complejo mundo que se asimila como fácil, son inmigrantes, latinos, son gente “luchadora” como usted y como yo. La violencia no se justifica con nada, es aborrecible en cualquiera de sus facetas, pero como diría el hombre de la divina palabra,- ¿Qué levante la mano quién no ha tirado la primera piedra?-.



Quizás sea aquello de que el mexicano ‘vende’ más que el cubano, matematica básica indica que ellos son unos 36 millones en Estados Unidos y muchos más en su tierra, mientras que nosotros poco más de 2 millones que cuentan en norteamerica, pues los que estamos en la isla no ‘compramos’ nada.
Quizás a Héctor Olivera le tocó ser el conejillo de Indias, quizás Osuna tiene mejores ‘padrinos’, quizás Olivera, quizás Osuna, quizás, quizás, quizás.
La injusticia se impone con pierna propias, la balanza se inclina como quiere, mejor dicho como mejor le conviene a algunos; Ozuna,… ¿Sí?,… Olivera… ¿No?;… ¿Por qué?…



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