Un juego de béisbol posee muchos aspectos que son pequeños eslabones que construyen lo que todos podemos disfrutar y uno de ellos nos lo trae el dominicano Rafael Devers.
Batazos descomunales y fildeos espectaculares son la cumbre de este deporte, aunque también hay veces que los errores de los árbitros toman protagonismo.
New York Yankees y Boston Red Sox se enfrentaron en la jornada del jueves 14 de septiembre en una cartelera doble que tuvo su sede en el Fenway Park.
En el primer cotejo ocurrió un hecho bizarro con el árbitro del home plate que tuvo como víctima al equipo del Bronx, aunque resultó de una acción totalmente fortuita.
La parte alta de la sexta entrada se jugó con ventaja de una carrera por cero favorable a Red Sox, pero los neoyorquinos amenazaron con corredores en primera y tercera base, con un out en la pizarra.
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Gleyber Torres se encontraba anclado en la esquina caliente con el posible empate para los de Manathan, mientras que Jake Bauers asumió su turno a la ofensiva.
El pitcher Tanner Houck no había permitido muchas libertades, por lo que este momento pudo resultar la génesis de un vuelco en el choque.
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Rafael Devers retiró a Gleyber Torres con la ayuda del Umpire
Bauers hizo contacto con la pelota en el primer envío que le hizo Houck, logrando una débil conexión a la zona de la primera base.
El inicialista Triston Casas se hizo de la pelota, la que rápidamente lanzó hacia su receptor Connor Wong, al ver que Gleyber partió como un bólido hacia la goma.
El lanzamiento llegó un poco a la derecha del catcher, quien en su afán de evitar el empate pifió en su fildeo, por lo que la pelota siguió su recorrido hacia atrás.
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¡Parecía que por fin la novena de New York Yankees podía vulnerar el cerco que el diestro pitcher les había tendido!
No fue así, porque el caprichoso destino quiso que la esférica golpeara la anatomía del árbitro principal del encuentro, quedando a solo centímetros del enmascarado Wong, quien rápidamente se hizo de ella.
Gleyber Torres fue sorprendido después de este inusual suceso, pues Connor no perdió un segundo y entregó la pelota a Rafael Devers en tercera base con una certera asistencia.
Fueron segundos que pudieron cambiar el resultado final del juego, pero terminó siendo una anécdota rara para todos aquellos que la visualizaron.