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A finales de 2005, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de EE.UU., que administra el CACR (31 C.F.R. Parte 515), negó inicialmente a Cuba el permiso para participar en el Clásico Mundial de Béisbol (WBC) inaugural, programado para marzo de 2006. La decisión se basó en el embargo comercial de EE.UU. contra Cuba, el cual prohíbe la mayoría de las transacciones con entidades cubanas a menos que estén específicamente autorizadas. La preocupación radicaba en que la participación de la isla pudiera generar ingresos (a través de la venta de boletos, derechos de transmisión o premios en metálico) que beneficiaran al gobierno cubano, vi*lando así las sanciones.
Sin embargo, tras negociaciones, la OFAC revirtió su postura el 20 de enero de 2006. La aprobación llegó con una condición clave: Acordaron que cualquier ingreso generado por su participación se donaría a las víctim*s del huracán Katrina, en lugar de ser retenido por el gobierno cubano o la Federación Cubana de Béisbol (FCB). Este acuerdo cumplió con los requisitos de la OFAC al garantizar que dicho país no obtuviera beneficios financieros, sentando un precedente para la participación de la isla en un evento sancionado por la MLB bajo la jurisdicción de EE.UU.
¿Podría Cuba haber convocado a los peloteros cubanos del sistema MLB desde 2006?
El precedente de 2006, demuestra que podían participar en el WBC sorteando las sanciones estadounidenses, pero no aborda directamente si era posible incluir a peloteros desertores (aquellos que habían abandonado la isla, muchas veces de manera ilegal y firmado con equipos de MLB). Para responder a esta cuestión, es necesario considerar tres factores: los requisitos legales en EE.UU. (a través de la OFAC y el CACR), las reglas de elegibilidad del WBC y las políticas del propio gobierno cubano.

Viabilidad legal en EE.UU. (OFAC y CACR)
- Licencias y negociaciones: El CACR permite que la OFAC emita licencias específicas para transacciones que, de otro modo, estarían prohibidas por el embargo, como ocurrió en 2006. Para que peloteros desertores en MLB representaran a Cuba, podrían haberse requerido licencias adicionales si su participación implicaba transacciones con entidades cubanas (por ejemplo, coordinación con la FCB o viajes al país para entrenar). No obstante, el caso de 2006 demuestra que dichas licencias eran negociables, especialmente si no se generaba un beneficio financiero directo para el gobierno cubano.
- Desbloqueo de desertores: Una vez establecidos en EE.UU. o en un tercer país, los desertores generalmente quedaban “desbloqueados” bajo el 31 C.F.R. § 515.505, lo que les permitía participar en actividades en EE.UU. sin restricciones. Sin embargo, su interacción oficial con Cuba (por ejemplo, representar al equipo nacional) aún podría haber requerido la aprobación de la OFAC debido al embargo. El precedente de 2006, sugiere que este bache habría sido superable si Cuba y la MLB lo hubieran gestionado adecuadamente, quizá estructurando los acuerdos para evitar pagos directos a las autoridades cubanas.
Reglas de elegibilidad del WBC
El WBC, organizado por la MLB y la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol (WBSC), siempre ha permitido que los jugadores representen a un país basándose en la ciudadanía, ascendencia o residencia, sin importar su estatus profesional o la forma en que abandonaron su país de origen. Así, desde 2006, los jugadores cubanos en MLB que desertaron eran elegibles para jugar con su país, siempre que la isla los seleccionara y los dueños de los equipos de MLB lo autorizasen, tal como se exige a todos los jugadores en el torneo. Desde la perspectiva del WBC, no existía ninguna barrera para que los desertores representaran al conjunto.
Política sobre los mal llamados “desertores”
- Hace más de 60 años, la Federación Cubana de Béisbol (FCB) prohibió la participación en deportes profesionales y decidió que ningún jugador que abandonara el equipo nacional durante competencias internacionales para llegar a Estados Unidos, rompiendo un contrato según su criterio, podría representarlos.
- Esta postura ideológica basada en la Revolución, consideraba a los desertores traidores al sistema deportivo estatal y solo permitía a los jugadores leales a la Serie Nacional y a los ideales revolucionarios formar parte del equipo nacional.
- En 2006, durante el primer Clásico Mundial de Béisbol (WBC), la selección cubana incluyó estrellas como Yulieski Gurriel y Frederich Cepeda, quienes aún jugaban en el país, pero excluyó a desertores como Orlando “El Duque” Hernández, ya en la MLB.
- Esta política se mantuvo constante en los WBC de 2009, 2013 y 2017, incluso cuando las deserciones, como la de Gurriel en 2016, redujeron drásticamente el talento local.
- En 2016, Antonio Becali, presidente del INDER en ese momento, reafirmó el veto a los desertores, declarando que solo los atletas formados en el sistema cubano representarían al país, y atribuyó la exclusión a factores externos como las sanciones de EE. UU. y las políticas de la MLB, aunque la razón principal era ideológica.
- En abril de 2023, el presidente de la FCB, Juan Reynaldo Pérez Pardo, añadió una nueva condición en un programa de noticias cubano, diciendo que solo se seleccionarían jugadores con “una actitud positiva hacia nuestro béisbol y nuestro país”, es decir, aquellos que no criticaran públicamente al gobierno.

¿Por qué no en 2006 o después?
Técnicamente, Cuba sí pudo haber convocado a peloteros desertores desde 2006:
- OFAC: La licencia de 2006, demostró que la participación era posible bajo ciertas condiciones (por ejemplo, donando los ingresos generados). Se podrían haber gestionado acuerdos similares para incluir a los desertores, siempre que se estructurara su participación para evitar nexos financieros directos con el gobierno cubano.
- MLB/WBC: No existían reglas en el torneo que prohibieran a los desertores, y la MLB estaba abierta al talento cubano, como lo evidenció su intento de normalizar los traspasos en años posteriores (por ejemplo, el acuerdo FCB-MLB de 2018).
- Logística: La residencia en EE.UU. o en un tercer país, conforme al CACR § 515.505, habría facilitado la participación de los desertores desde el punto de vista legal en EE.UU.
No obstante, Cuba no tomó esta opción porque simplemente no quiso. El gobierno priorizó la pureza ideológica sobre la ventaja competitiva. Incluir a los desertores habría significado legitimar su salida y socavar la narrativa de lealtad a la Revolución, algo políticamente inaceptable durante décadas. El equipo de 2006, a pesar de perder la final contra Japón, contaba con un talento local tan sólido que la isla no sintió la necesidad de comprometer sus principios. No fue hasta 2023, cuando la crisis del béisbol cubano se hizo innegable (con una Serie Nacional debilitada y malos resultados internacionales) que Cuba cambió de postura y convocó a desertores de MLB, como Luis Robert y Yoán Moncada.
En conclusión, desde 2006 Cuba sí podía haber convocado a jugadores desertores desde un punto de vista legal y logístico, dado que el precedente de la OFAC y las reglas del WBC lo permitían mediante la coordinación adecuada. El CACR, aunque restrictivo, no era una barrera absoluta, ya que las licencias podían ser negociadas. El verdadero bache fue la política autoimpuesta por el gobierno cubano, y no las sanciones de EE.UU. ni las normativas de la MLB.