LO QUE UD. NO SABE: Así fue el recibimiento al equipo Cuba

Desde la conformación del conjunto antillano, proceso novedoso para la Federación Cubana de Béisbol, por la inclusión de jugadores en activo de Grandes Ligas, hubo varios desaciertos por parte de las autoridades. La polémica siempre acompañó al equipo Cuba, justo hasta el duelo con la selección de Estados Unidos. Choque en el que concluyó la participación del elenco antillano con una derrota de 14×2.

Las fallas de las autoridades no acabaron con el abultado revés ante los norteamericanos. Llegó el momento de recibirlos en su tierra y una vez más se confundió «fiesta de pueblo» con acto de «reafirmación patriótica».

El «Coliseo de la Ciudad Deportiva» sirvió como sede para el recibimiento de los atletas que, antes, recorrieron importantes calles de La Habana.

Mientras los peloteros antillanos viajaban en un ómnibus de turismo por la Avenida de Boyeros, de los Presidentes, 23, Malecón y 26 hasta llegar a la Ciudad Deportiva, el gobierno de la capital convocaba a estudiantes de todos los niveles de enseñanza y trabajadores del sector estatal a colmar la céntrica instalación.

«Pan y circo»….

Aun en la conocida «crisis económica» en la que vive Cuba, decenas de «guaguas» llegaron hasta el lugar de concentración. La asistencia de público no fue espontánea como se hizo creer en el transcurso de la mañana. El proceso para llenar el salón multideportivo fue similar al de otros actos políticos: un transporte fuera de la institución y la ausencia de clases y trabajo durante el día; «la felicidad era inmensa».

Increíble historia

Para «sorpresa» de un equipo de Swing Completo que llegó hasta la instalación deportiva, una estudiante de la enseñanza secundaria se dirigió a nosotros para preguntarnos que sucedería en ese lugar. Ante tal respuesta respondimos que sería recibido el equipo Cuba de béisbol, pero nuestra cara de asombro fue tan espontáneo como su cuestionamiento. Por supuesto, para proteger la identidad de la menor de edad evitamos usar su nombre o su rostro en materiales audiovisuales.

A la espera de los jugadores, los presentes comenzaron a hacer la famosa «ola». Los estudiantes se impacientaban y comenzaban a hacer travesuras propias de la edad. Más de un papel o un globo se vio volar, teniendo que intervenir las autoridades del orden presente en el local.

Aunque con todas esas irregularidades, con miles de personas que en realidad no representan al pueblo seguidor del béisbol cubano, parecía que todo estaba bajo control y la entrada de los jugadores sería un «éxito» total.

No fue así. Nada más lejos de la realidad. Mientras el presentador del evento pronunciaba los nombres de los jugadores para que entraran siguiendo un orden, muchos se ilusionaron por la posible presencia de Yoán Moncada y el resto de sus compatriotas ligamayoristas. Esto hasta que fue aclarado que ninguno viajó al país.

Luego de culminar con la presentación de los jugadores y cuerpo de dirección. De que la afición aplaudiera hasta el cansancio a hombres como Alfredo Despaigne y Pedro Luis Lazo, llegó la parte más lamentable de toda la mañana; el discurso de los dirigentes políticos.

Justificaciones y triunfalismo con el equipo Cuba

Durante la noche anterior se encargaron de criticar todo lo que sucedió en el «LoanDepotPark». De acusar a la afición de Miami de mezclar política con béisbol, pero en la primera oportunidad que tuvieron le achacaron la derrota de Cuba al «escenario hostil». En ningún momento lograron reconocer el nivel superior de los norteamericanos y la necesidad de incluir más jugadores de Grandes Ligas para poder pensar en discutir la final del evento.

Las palabras fueron totalmente triunfalistas, con tendencia a la justificación, haciendo referencia a otro logro del movimiento deportivo y la «revolución». Una vez más, el gobierno cubano utilizó el béisbol como una herramienta propagandística para el posicionamiento de sus mensajes. Estratégicamente el presidente del INDER, Osvaldo Vento, insertó entre sus palabras la «obligación» de todo cubano de votar en las próximas elecciones. En ese momento no aguantamos tanta «pantomima» y decidimos abandonar el lugar. Lo peor (o mejor) es que antes ya había decidido marcharse el 25% del público presente.

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