Por Elsa Ramos
La gran noticia que esperaba Sancti Spíritus hace rato inundó la tarde de este viernes: los Gallitos del Sub-23 coronaron un sueño largamente acariciado y ganaron de manera contundente su primer título en los Campeonatos Nacionales de Béisbol en esa categoría.
Resultó una victoria inobjetable y literalmente aplastaron a los Elefantitos de Cienfuegos al barrerlos 3-0 en el play off por el título con un partido final en el propio patio del Cinco de Septiembre con un marcador holgado de 7-0. De tal suerte completaban como un tren también la tercera victoria sucesiva de la final al mejor estilo de los gallos de pelea, pues ningún partido fue cerrado.
Como no quería causalidades, por aquello de ganar esta vez el juego bueno, Eriel Sánchez envió al box al zurdo Edelso Montesino quien volvió a lanzar un juegazo durante ocho innings en los que no permitió libertades, ponchó a nueve para alargar a 15 las entradas sin permitir limpias, contado el partidazo ante Santiago de Cuba. De tal suerte, el zurdo fue seleccionado el jugador del play off: “Sabía que me tocaba lanzar, me preparé para eso, ya luego de pasar el tercero y cuarto capítulos como que soy otro lanzador y hoy todo me salió bien”, confesó a la Televisión cubana tras consumar el éxito que corona una destacadísima del béisbol espirituano este año al ganar medallas en casi todas las categorías.
Para sellar la hazaña, los Gallitos de Eriel sortearon la tensión de un partido cerrado hasta el quinto acto, pues ya después hicieron lo que hasta hoy los condujo al triunfo: fabricar carreras con diferentes variantes, matizadas por el juego alegre, dinámico y creativo de los que están en el terreno y los que están en el banco, pues desde la óptica del mánager, todo el mundo cuenta. “Ya son Gallos, porque saben responder como Gallos”, fue la frase mágica que buscó Eriel al término del partido para evaluar la clave de una victoria conseguida desde el ego colectivo de un equipo que rompió uno de los mitos que por años ha perseguido al deporte espirituano y, en particular, al béisbol.
Y es que desde el principio este elenco debió imponerse a la adversidad, desde que comenzó sin piezas importantes hasta las que perdió en el camino, además de los obstáculos que debió saltar en los finales. “El que no está les abre posibilidades a otros”, decía el manager al referirse a las ausencias notables que en la nómina enseñaba el conjunto.
El no contar con cinco hombres importantes desde el inicio era como para desvelar a cualquiera: Geisel Cepeda, Yunior Ibarra y Pedro Álvarez fueron llamados a la preselección nacional y Alberto Rodríguez se fue del país. En lugar de lamentos, el mánager, con la experiencia de una segunda vez, buscó alternativas cada vez que alguien no respondió o cuando necesitó más un corring que un jonrón, o unas manos seguras que un hit.
Las variantes salieron de maravilla, pues aun sin esos hombres el equipo fue el que más bateó con un amplio 328, gracias al protagonismo colectivo e individualidades de las que luego hablaremos.
Si bien es cierto que existe una verdad del tamaño del mundo: el contar con el lanzador estrella del torneo Roberto Hernández, que aportó siete éxitos, casi el 30 por ciento de las victorias que necesitó el equipo para clasificar, también lo es que desde el box otros se sumaron, como el reaparecido Yankiel Mauri en su doble función de abridor y cerrador; el zurdo Edelso Montesino, que apretó en los finales, y otros que asumieron protagonismo en el final.
Cabe decir que esta edición de Gallitos es la resultante del desarrollo, porque varios de ellos han participado en la mayoría de los seis campeonatos de esta categoría: Moreno, Palacios, el propio Geisel, Loidel Rodríguez y Osvaldo Santiago.
Lo más notorio resulta la excelente forma física y competitiva con que terminaron la fase clasificatoria al punto de ganar sus últimas seis subseries tras un inicio zigzagueante. De que eran otros Gallos lo demostraron antes, pues, no obstante completaron el calendario ante Las Tunas, el boleto ya lo habían conseguido cuando desbancaron a Ciego de Ávila en un partido que decidieron a la manera no tradicional con un espectacular jonrón de Dismany Ortiz, que adelantaba la casta de esta versión.
Saldada la primera deuda, quedaba otra para despejar la profecía de Eriel: “No es secreto que el principal obstáculo que hemos presentado somos nosotros mismos”. Y lo saltaron. También de forma espectacular cuando voltearon la semifinal en valla ajena ante Santiago de Cuba, tras reponerse de un soberbio nocaut inicial de los indómitos, con el mismísimo Roberto Hernández en el box, aunque es justo señalar que fue muy mal defendido.
Con la autoestima mayor que el “Guillermón”, los Gallitos enseñaron espuelas al devolver el nocaut al día siguiente y consumar el pase a finales en el tercer partido, guiados por una ofensiva profusa, agresiva y eficiente y un pitcheo de mil quilates de Montesino y Mauri, respectivamente.
Lo que vino después está impregnado aún de la hierba y el polvo del “José Antonio Huelga”. Desvencijados por un viaje largo desde Santiago, casi saltaron del ómnibus al terreno para enfrentar a un Cienfuegos que llegó con traje de favorito, más descansado y pitcheo que asustaba, mientras de su lado las incógnitas revoleteaban el bullpen sin Robertico, ya camino a Canadá con la preselección nacional y desde donde envió también su mensaje de aliento; con Edelso y Yankiel inhabilitados por lanzamientos.
Pero estos Gallos, que son definitivamente de pelea, no creyeron en fantasmas y de la manera en que llegaron hasta aquí sorprendieron a su propio público, que les respondió con el mayor llenado de la serie. La inspiración colectiva contaminó a todos. Eriel empató los brazos que tenía y acertó con un Adrián Belfast crecido, un Jorge Luis Braña que se hizo conocer y un José Luis Castillo devenido cerrador eficiente para poner en entredicho lo del llamado pitcheo de segunda línea.
Igualada ya la mejor actuación del béisbol espirituano Sub-23 con la plata del 2015 quedaron con sed de victoria y así partieron hacia la Perla del Sur y sometieron otra vez a las páginas de Escambray al estrés del cierre este viernes.
Pero esta vez la inmediatez y el tamaño de la noticia justificaron el alargue de la edición. Para después quedan el análisis y los testimonios. Este 14 de junio ya es historia en Sancti Spíritus, que se desquitó todas las ansias de una fiesta comparada con la que hace 40 años vivió con aquellos Gallos del 79.
Agradecemos la información de Escambray