A lo largo de las 64 ediciones de la Serie Nacional que se han jugado en Cuba, ha habido alineaciones, tridentes o “un-dos” que han trascendido y permanecido en la memoria de los aficionados. Y una de ellas es, sin dudas, la conocida como «Tanda del Terror», icónica alineación ofensiva dentro del beisbol cubano.
Cómo olvidar a la «Trituradora Naranja» de finales de los setenta o a la trinidad que conformaron Omar Linares, Luis Giraldo Casanova y Lázaro Madera en Pinar del Río o la integrada por Héctor Olivera, Antonio Muñoz y Pedro José Rodríguez en Las Villas, además de muchísimas más que deleitaron a los espectadores con su altísima productividad ofensiva.
Sin embargo, la primera vez que los periodistas y comentaristas del sector acuñaron términos para describir a poderosos line-up, dúos o tercetos fue en la VIII Serie Nacional del beisbol cubano. El equipo Habana de esa temporada 1968-69 que ganó Azucareros, dejó para la historia el inolvidable «Quinteto del Terror» o «Tanda del Terror«, para referirse a estos cinco jugadores: Urbano González [2b], Pedro Chávez [1b], Agustín Marquetti [Jd], Armando Capiró [Ji] y Raúl Reyes [Jc].
Los “cinco magníficos” coincidieron en tiempo y espacio en ese equipo marrón después de que Urbano, Reyes y un joven Marquetti, que habían militado en el subcampeón Industriales en la liza 1967-68, fueran cambiados al campeón Habana, donde ya estaban Chávez y Capiró, a cambio de que otro recio bateador, Eulogio Osorio, recalara en el conjunto azul.
La «Tanda del Terror» no esperó mucho
Desde el mismo comienzo de la serie [1968-69], la artillería del Habana se hizo sentir en el beisbol cubano. Esto, tras ganar 14 juegos consecutivos luego de perder el desafío inaugural. Al principio los reporteros se referían a ella como “poderosa ofensiva de largo metraje”, “tanda gruesa” o los “bazukeros” del mánager Orlando Salom, pero fue el comentarista radial Bobby Salamanca, en su columna “Ocurrió en el Estadio”, en el periódico Granma, el que los describió como “Quinteto del Terror”, primero, y luego “Tanda del Terror”.
Al año siguiente [1969-70], de nuevo hubo movimiento en los rosters de la capital, y Reyes, Urbano, Marquetti y Capiró se pusieron el uniforme de Industriales para unirse a Osorio. Ya no estaba Chávez, que colgó los spikes y reapareció como entrenador del diezmado Habana.
Cualquiera pensaría que estos cinco hombres, ahora con el mítico uniforme azul en 1970, iban a acrecentar la leyenda de la “Tanda del Terror”. Pero nada más lejos de la realidad: sus bates se enfriaron para sorpresa de los aficionados de la pelota cubana. Al extremo de que entre los cinco sólo despacharon 22 batazos de cuatro esquinas, 10 de ellos de Raúl Reyes.
la madre de todas las tandas era verdaderamente temible
RAÚL REYES: Inició esa serie como primer bate de esa temida tanda y luego fue movido al quinto o sexto turno. Bateador de poder, terminó esa campaña como el segundo mayor jonronero del equipo, con nueve trallazos, empatado con Héctor Despaigne, y terminó primero en boletos recibidos. Un año antes, en enero de 1968, se había convertido en el primer pelotero de Series Nacionales en pegar tres bambinazos en un juego, todo un acontecimiento para la época.
URBANO GONZÁLEZ: Se mantuvo inamovible como segundo bate en esa terrorífica formación. Además de corroborar su gran tacto [sólo 3 ponches en 380 turnos] y su alta cosecha de jits [líder del conjunto, 122], la estrella de Catalina de Güines sorprendió a la cátedra al disparar 21 extrabases, cinco de ellos cuadrangulares, casi tantos como los conectados en sus siete certámenes anteriores, siete.
PEDRO CHÁVEZ: Tercero en la alineación, su sola presencia en home causaba pánico. Considerado el mejor bateador de esa década del sesenta, para ese 1969 ya mostraba en su accionar señales de declive. Aun así, bateó para 236, por encima, por ejemplo, de Antonio González [232] y acumuló 16 extrabases.
AGUSTÍN MARQUETTI: A sus 22 años y con mayor masa muscular tras pasar más tiempo en el gimnasio, el “toletero de Alquízar” registró su temporada consagratoria, consiguiendo imponer un nuevo primado nacional en cuadrangulares, con 19 para la calle, promediar para 331 [tercero en la serie] y llevar a 85 hombres hacia la registradora, líder general, lo mismo que en desboles recibidos, 15.
ARMANDO CAPIRÓ: Debutó con Occidentales en 1966-67 como bateador [cuatro hr en 102 comparecencias, average de 195] y lanzador [enfrentó a seis, no le dieron jit, ponchó a uno y ganó un juego] y continuó en 1967-68 con el campeón Habana [301 veces al bate, 81 jits, nueve hr, 269 de average]. En la serie que nos ocupa, en camino a su santificación a los altares del béisbol, se lesionó para el resto del campeonato cuando mejor estaba: 326 de average [de 135-44], seis jonrones y 34 empujadas, muy cerca en este rubro de Marquetti, que se suponía que bateando antes de él barría las bases.
Por cierto, en su apogeo, cuando el alto mando marrón comprendió que Raúl Reyes no era un primer bate al uso, la «Tanda del Terror» quedó así, de la forma en que fue más conocida por la afición: comenzando Urbano como segundo hombre, seguido por Chávez, Marquetti, Capiró y Reyes
Redactor deportivo en la emisora radial COCO de La Habana, años ochenta. Trabajó muchos años como reportero en México. Especialista e historiador del beisbol cubano. Autor de varios libros, entre ellos: «BÉISBOL Cómo describirlo : Disfrute las mil maneras de relatarlo».
Muy interesante escrito. Es como revivir momentos inolvidables de una época en que el béisbol fue la pasión de los cubanos.