Por Agustín Martín
La reunión entre el técnico y los jugadores tuvo lugar antes del entrenamiento y duró 45 minutos. El entrenador galo apeló al espíritu de grupo.
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Por Agustín Martín La reunión entre el técnico y los jugadores tuvo lugar antes del entrenamiento y duró 45 minutos. El entrenador galo apeló al espíritu de grupo. Hay ocasiones en las que es mejor parar, para poder seguir adelante. Es lo que ha hecho Zidane este martes. Después de darle el lunes libre a la…
Por Agustín Martín
La reunión entre el técnico y los jugadores tuvo lugar antes del entrenamiento y duró 45 minutos. El entrenador galo apeló al espíritu de grupo.
Hay ocasiones en las que es mejor parar, para poder seguir adelante. Es lo que ha hecho Zidane este martes. Después de darle el lunes libre a la plantilla, entrenador y jugadores se reunieron antes del entrenamiento para analizar las causas de la depresión del equipo, que le ha llevado a estar cuarto en la Liga, a 16 puntos del Barça y con una crisis de juego inimaginable cuando en agosto venció la Supercopa de Europa al United y la Supercopa de España al Barça. “Una charla pienso que es necesaria, no hago una charla por hacer una charla. De todos modos, cuando nos reunimos es para sacar algo de esta reunión”, afirmó un vehemente Zidane en conferencia en prensa.
La reunión, de la que Zidane no quiso dar detalles, duró cerca de 45 minutos. En ella, Zidane apeló al espíritu de grupo, técnico y jugadores hicieron autocrítica y se conjuraron para remontar el vuelo en la Liga y darlo todo en la Copa y en la Champions, competición en la que dentro de un mes espera el poderoso PSG. El francés no quiso desvelar en conferencia de prensa los términos de la charla, pero sí hizo pública parte de la receta: “Cuando hay cosas como la que estamos pasando, donde las cosas no salen como queremos, la receta es el trabajo. Yo siempre creo en esto. Trabajo, trabajo. Lo que vamos a hacer es trabajar más que nunca, en todos los sentidos. No es una cosa física o más la cabeza. Es un poco de todos”. Zidane volvió a dar la cara por sus jugadores. Lo hizo sin fisuras: “Cuando un jugador está mal, yo lo ayudo. No voy a echar mierda a nadie. Todos somos culpables. Todos estamos en el mismo barco”.