Por Álex Fernández Fernández
La historia de grandes peloteros cubanos que se han inclinado porque el futuro de sus hijos esté fuera de su país natal más allá del ámbito económico, profesional, se multiplica cada año y a cada instante.
En esta oportunidad le tocó a uno de los más grandes lanzadores que jugó en Series Nacionales: Norge Luis Vera. Un verdadero monstruo del box que ganó todo cuanto pudo, y a quien se le extrañó en el Primer Clásico Mundial por allá por 2006.
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Con su hijo ya firmado hace un año por las Medias Blancas de Chicago, y considerado de muy buenas perspectivas, pues ahora el santiaguero se enrumbó hacia los Estados Unidos, y llegó recién, según aseguran fuentes al periodista Francys Romero.
Con 51 años de edad arribó por la vía de las fronteras, un hombre que ya había entrado a los Estados Unidos para defender al equipo Cuba desde el montículo, en especial con aquella actuación de 1999 contra los Orioles de Baltimore en el Candem Yard. Memorable suceso, y que ilusionó alguna vez a muchos en la Isla con ver las puertas abiertas para los cubanos en la MLB. Aunque ya sabemos que todo quedó en un sueño.
Será la oportunidad del reencuentro y una nueva vida para los Vera, que como los Gurriel o los Vargas procurarán el éxito basado en su talento, que sin dudas les sobra a padre e hijo: uno para guiar y el otro para lanzar los antes posible en el Big Show.
El currículum de Norge Luis Vera, debemos recordar, que incluye la participación en los Juegos Olímpicos de Sídney en el 2000, Atenas 2004 y en Beijing cuatro años después. Además, sobresalen los títulos ganados con los equipos de Santiago de Cuba en Series Nacionales; en especial la temporada de 1999-2000 cuando ganó 17 partidos, y su promedio de carreras limpias estuvo por debajo de una anotación permitida. Elegido el MVP de ese año en Cuba.