Una ofrenda verbal para el Brazo de Hierro: Lázaro de la Torre anda de cumpleaños

Daniel De Malas Andreu

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Por Boris Luis Cabrera Hoy quiero hacerle un homenaje a uno de los grandes hombres de la pelota cubana. A ese que lanzó en cuatro décadas diferentes en medio de tormentas, el del brazo de hierro y el coraje, el mismo que completó casi el 80 % de los juegos que comenzó, el incansable caballero…

Por Boris Luis Cabrera

Hoy quiero hacerle un homenaje a uno de los grandes hombres de la pelota cubana. A ese que lanzó en cuatro décadas diferentes en medio de tormentas, el del brazo de hierro y el coraje, el mismo que completó casi el 80 % de los juegos que comenzó, el incansable caballero del montículo que archivó más de 200 victorias en Series Nacionales y dejó una impronta eterna en los libros y en nuestros corazones.

Una ofrenda verbal, para ese osado atleta que debutó en nuestros campeonatos domésticos a los 21 años, el que se hizo leyenda cuando a los 29 ganó seis partidos en una semana y a los 44 se encaramó en el box durante tres juegos consecutivos en un Play Off para vencer-bajo una ovación cerrada de sus fieles en el Latinoamericano-a dos mitos vivientes como lo eran Pedro Luis Lazo y José Ariel Contreras.

Un humilde reconocimiento, para ese industrialista que este 10 de octubre está cumpliendo 62 años de vida, el mismo que tiene en sus vitrinas múltiples medallas doradas ganadas en eventos internacionales y que no puede respirar si se aleja mucho tiempo de un terreno de béisbol.

Al amigo que pudo sentir muchas veces dolor en el alma pero no en el brazo, a ese que camina por la vida sin armaduras ni escuderos que lo aconsejen arremetiendo contra molinos de vientos, buscando la justicia debajo de cada piedra y tratando de poner nuestro deporte nacional en el altar que se merece.

Una dádiva, para el del 27 en la espalda y el león en el pecho, para ese que no lo vence el entrenamiento y aún no se cansa de correr pistas como si huyera de las cosas mediocres y mezquinas de esta tierra.

Para el hombre que se convirtió en una alegoría del valor y la entrega incondicional, para ese que no sabe de hipocresías ni de verbos mansos.

Hoy quiero hacerle este homenaje en nombre de todos los aficionados por ser uno de esos que siempre lleva la antorcha encendida de nuestra pasión más querida para mostrarnos el camino correcto. Gracias Lázaro de la Torre.

¡¡¡FELICIDADES!!!

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