Por Alexander García Milián
No es casualidad lo de Yander Guevara, el tipo es guapo, de los duros en verdad; dar un cero como el de este martes en el Latino; quinto inning, un out, bases llenas, es algo para quitarse el sombrero y más allá.
Es Yander sacando la casta siempre, cuando todos lo critican y le arman foco a Pablo Civil por haberlo pedido de refuerzo- ¡Pumm!- galleta sin mano del avileño, sale a lanzar en la capital ante Industriales como si fuera tomarse un guarapo.
La cosa no es de ahora y aquí hemos conversado sobre el tema; con Ciego, Yander ha estado a la sombra de Vladimir García e incluso hasta de Duquesne pero a la hora cero es el hombre, ha sido el que metido el pecho; si aquellos fallan, Guevara gana y le saca las castañas del fuego a Roger.
Pienso que Civil, como viejo lobo, no creyó en numeritos ni en temporada mediocre, le echo garra y Yander lució en plenitud de forma en el Coloso del Cerro, manejando la zona de strike a su antojo, cerrando a los zurdos y poniendo a gatear a los derechos; en fin fue un abusador y nada más.
Le llenan la bases, da unos brinquitos en el box, mira hacia el banco, hace un gesto con la mano llamando a la calma- tranquilos, yo mato esto- parece decir y entonces es una imagen que se fragmenta en miles; tantas veces Yander siendo así, un tipo valiente como pocos, de esos corajudos que ya no existen.
Yander Guevara ha sido la bestia negra de los Industriales por mucho tiempo, Las Tunas lo sabe.
Es Yander ganándole a Las Tunas el juego bueno en aquel histórico play off, es Yander en el latino maniatando a industriales en aquella final- el primer título de los Tigres- es Yander contra la Isla, contra Pinar; siempre dándose una palmada en el pecho.
Si a estas alturas, después de este último juego lanzado ante Industriales, alguien duda del renacer de Yander, será por puro capricho o mera ingenuidad, incluso miren bien y analicen mejor, le dará unas cuantas victorias a Las Tunas y en la postemporada será una pieza vital para Pablo Civil.
Es Yander, el flaco, el narizón, el lanzador con más temple de la pelota cubana; uno de los duros.
Nos vemos a la vuelta.