Yasiel Puig, el renacer de una estrella en las Grandes Ligas

Antes de 2017, las últimas dos temporadas de Yasiel Puig en las Grandes Ligas habían hecho olvidar que podía ser un gran bateador. Inconsistencias, bajones y problemas fuera del terreno colmaron el accionar del jardinero cubano en 2015 y 2016, pero este año fue diferente. La finalizada campaña marcó el regreso del nativo de Cienfuegos a la plenitud de sus condiciones o, al menos, a lo más cercano que ha estado de eso en las últimas tres zafras.

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Puig, quien acaba de cumplir 27 años de edad, terminó con 131 hits, 24 dobletes, 28 estacazos de vuelta completa, impulsó 74 carreras y anotó 72. Tomó 64 bases por bolas, su promedio al bate quedó en .263, el mismo que dejó en 2016.

Lo más importante es que esos 28 jonrones representaron un tope personal para el outfielder, también las impulsadas y los juegos disputados. No daba 100 incogibles desde 2014, tampoco 20 batazos de dos esquinas, ni remolcaba 50 rayitas desde esa zafra. Su OPS, de .833, fue el más alto también desde 2014.

No solo fue el año del “Caballo Salvaje” por lo hecho en la ronda regular. Salvo aquel incidente en junio, al mostrarles los dedos medios a la fanaticada de Cleveland luego de conectar un cuadrangular, no estuvo envuelto en polémica, algo común en el pasado del antillano. Esa demostración de euforia ante los Indios le costó un juego de suspensión.

También cuando contó 

Puig también se creció en la postemporada, justo cuando los Dodgers de Los Ángeles parecían destinados a ganarlo todo hasta coronarse y obtener el codiciado Trofeo del Comisionado que eventualmente les arrebataron los Astros de Houston.

En la Serie Divisional, contra los Diamondbacks de Arizona, ayudó a los californianos a barrer a los desérticos en los tres compromisos, luego de batear para .455 de average, producto de cinco inatrapables en 11 viajes legales al plato. Dio un doble, un triple e impulsó cuatro carreras. En la Serie de Campeonato, ante los Cachorros de Chicago, pegó un vuelacerca como parte de sus siete indiscutibles en 18 oportunidades oficiales (.389).

Posteriormente, en la Serie Mundial, frente a los siderales, se apagó. Solo ligó para .148 de promedio con el madero (27-4), pero sacó dos pelotas del parque y produjo cuatro rayitas en los siete desafíos del Clásico de Otoño. Por donde se le mire, 2017 fue un año grato para Puig, solo le faltó ganar el anillo de campeón para ponerle la cereza al pastel.