Yasiel Puig: la mala suerte y algo más

Jerry Díaz

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Alexander García Hay historias que no trascienden, se quedan varadas en el tiempo y no trascienden pero con Yasiel Puig todo trasciende, todo, desde su risa y su último pelado hasta el jonrón por el right field descolgándose de un brazo; el cienfueguero siempre da para hablar y tal vez por ello, esta vez hay…

Alexander García

Hay historias que no trascienden, se quedan varadas en el tiempo y no trascienden pero con Yasiel Puig todo trasciende, todo, desde su risa y su último pelado hasta el jonrón por el right field descolgándose de un brazo; el cienfueguero siempre da para hablar y tal vez por ello, esta vez hay un halo nostálgico que emerge pues a sus 30 años, la posibilidad del adiós a las Grandes Ligas es un hecho.

Al hablar en esta oportunidad, parece que hablamos para siempre, que será una despedida definitiva y quiero pensar en regreso, en que Puig demostrara que los 30 años no llegaron por gusto, que aprendió e incluso tengo esperanzas que a mitad de temporada, alguien en la MLB lo traiga de vuelta.

Las Grandes Ligas arrancaron el pasado primero de abril y el ritmo frenético de los días ha impuesto la pauta a los acontecimientos; Yunito Gurriel impulsa la primera carrera de los cubanos en el mismísimo Yankee Stadium, la fiesta comienza temprano, también Yuli Gurriel hace rememorar sus mejores años, muestra un swing demoledor, pega su primer jonrón ante un envio de 95 millas, tal parece que vuelve a renacer, como en sus años en Cuba, empezó entero y la fanaticada cubana goza; Pito Abreu pega su jonrón 200, es el segundo de la campaña, ambos Grand Slam y esculpe más su leyenda, muchos hablan de una estatua para él, allí a las afueras del estadio de los Medias Blancas, quizás al lado de la Miñoso; Aledmys Díaz batea de 5-3 en su primer partido como regular, también Yordan Álvarez regresa y se muestra en plenitud de facultades; todos enfocan la mirada hacia el accionar de los criollos y la ausencia de Yasiel Puig, pasa desapercibida.

Los cubanos dan para hablar, desde la atrapada de Iglesias ante sólida conexión de Abreu, hasta el último jonrón de Yordan Álvarez y muy pocos se acuerdan ya de Puig, de su proyección, de la ilusión que creo en su momento, de su huella en la afición, de su adrenalina, pues no hay nadie, ni cubano, ni estadounidense, ni latino, nadie le pone tanta pasión al juego de beisbol como Puig y eso se extraña pero la memoria es asi, es corta y muchas veces, solo recordamos lo peor.

En la memoria no queda incluso su campaña de más de 20 jonrones y 80 impulsadas, no, quedan su bronca contra los Piratas de Pittsburgh, su traspaso hacia los Indios, su salida, sus egos, sus muecas, su rictus grotesco y es lo que se recoge hoy; con tonos exagerados pero pasa; al punto que nadie duda que Puig no ha podido firmar, más por su mala fama que por su estatus actual.

A mi mente vienen ahora mismo las imágenes de Claudio Brinnis de Salas, el llamado Paganini Negro, aquel músico brillante que deslumbró a todas las cortes europeas a finales del siglo XIX y que termino mendigando en las calles de Buenos Aires; también viene Chocolate, sus peleas en Nueva York, el tráfico detenido en la Gran Manzana para verlo, la fama, el vicio, las mujeres, luego París con Gardel y el ocaso, el sutil ocaso; igual Beny, el legendario Beny y sus problemas con el alcohol; entonces aparece Puig y salvando las distancias, hay ciertas similitudes, períodos de fama, períodos de tragedia; una vez más las mujeres, los vicios, el alcohol.

Ya Puig salió a defenderse, un tema de mujeres, de agresión sexual es lo que al parecer lo tiene enlodado y con su futuro pendiendo de un hilo; tantas coincidencias, tantas similitudes; el tiempo ha pasado tan rápido desee aquel año 2013 en que Yasiel debuto, hay tantas anécdotas guardadas y la sensación de que todavía resta por hacer es mayor pero entonces la nostalgia vuelve.

Nos vemos a la vuelta.

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