Yoelkis Céspedes y la parodia de la pólvora mojada

Por Alexander García Milián

Ya la noticia no pienso que sea acerca de la “deserción” de Yoelkis Céspedes, creo con más veras que versa  sobre las posibilidades reales que puede tener el granmense para llegar e imponerse en las Grandes Ligas.

Con show mediático incluido, con toda una parafernalia de rechazo y de repudio, que aunque entiendo no acepto ni doy mi aprobación; bueno… con proclama incluida Yoelkis Céspedes tomo tal vez un poco tarde, el rumbo que parecía trazado para él.

Es un apellido- Céspedes- que suena como una bomba atómica, no solo por la huella de Carlos Manuel de Céspedes sino en concreto, por lo alto que ha puesto la parada Yoenis- “la potencia”; un pelotero lastrado por las lesiones, un hombre que a media máquina ha inscrito su nombre en los libros de historia del béisbol y aquí  este quizás un problema para el hermano- Yoelkis- que se adentra en un mundo desconocido e incierto.

La incertidumbre crece, las esperanzas también, el chico es joven, muy joven aún y esto que sucede ahora, se venía venir desde hacía ratos, tal como en el caso- salvando las distancias- de Adonis García y su hermano José Adolis.

En este punto del asunto, unos hablan que Yoelkis está quemado, que fue dinamitado- y me refiero al desgaste- fue dinamitado con saña y ahora, cuando le dieron el chance para renacer, para volver al ruedo de nuevo, se hace la luz y el muchacho se queda en New Jersey, cerca de la finca del brother.

Al hablar de pólvora mojada, hago referencia a potencial inflado, a talento de mediana dimensión; miren a Víctor Víctor, al ya citado José Adolis; tal vez en el 2017, cuando el joven Céspedes, ancló en el Cuba, tal vez ahí estaba su momento, pero el destino quiso que no, que fuera ahora.

Los comentarios tienden a tomar los más diversos matices; se dice que esperaba la concreción del acuerdo con la MLB y tiene sentido, no obstante de que el criollo buscaría el suelo norteamericano, el Big Show, que eso sucedería no creo que a nadie le quepa duda.

Cuando el asombro toca a muchos y emergen desde los más encumbrados criterios hasta los más insulsos, cuando unos dicen al fin y otros lo llaman escoria; en este instante, quizás Yoelkis termine de tomarse una cerveza, tire a la basura los restos de sándwich que le quedan, mire a su hermano, se ría y vaya a la jaula de bateo a perfeccionar la técnica.

El tema, otra vez, estriba en la posibilidad de llegar o no, en la capacidad que pueda tener el chamaco, unos dicen que sí, otros que no… ¿Y usted que cree?

Nos vemos a la vuelta.

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