Por Alexander García Milián
En lo personal, pienso que Yurisbel Gracial es un peloterazo, incluso diría que el mejor de Cuba en la actualidad.
Entonces cuando empiezan a vender su imagen como el hombre que puede salvar a la selección cubana de béisbol en los Panamericanos de Lima, siento rabia.
No puede una sola persona asumir el protagonismo y jugar el rol de veintiocho personas, no y los focos van hacia el matancero sin mesura, sin verlo como se humano, sin considerar su contrato en Japón, ni sus números de esta campaña… tiene que ser el centro y punto.
Es la vetusta manera de justificar el peculiar modo de hacer de la Comisión Nacional de Béisbol y de las autoridades deportivas en la Isla; si Estados Unidos no fue al torneo clasificatorio para Lima, ¿Por qué no respetarnos de una vez y darnos nuestro lugar?
Quiero comprender las cosas pero no veo la forma ni los modos para hacerlo, no puedo entender por ejemplo que Colombia deje a Dilson Herrera y a los hermanos Solano, por mencionar par de ejemplos y no mirar a Gio Urshella, a Jorge Alfaro o a José Quintana; no puedo entender esto cuando se quema a una figura como Gracial, también a Moinelo y Raidel Martínez.
En estos momentos Yurisbel Gracial es un todoterreno, quizás este en la cúspide de su carrera deportiva ya pasado los 30 años; cuando la mayoría dice Despaigne, el yumurino la manda lejos por el left field y todos claman por el en Cuba.
Puede incluso que Gracial se eché el equipo encima y batee quinientos, pero… ¿Había necesidad de llevar a un pelotero así a un evento como este de Perú?; no, las dinámicas cambian y parto de la cuestión del horario, de la adaptación o el reajuste a un pitcheo más leve pero igual de dominante; las formulas se enredan y creo que la presión hará sucumbir al muchacho.
Para más, creo que es Gracial el paño de lágrimas del momento y puede que de la noche al día se convierta en gran culpable, en el tipo malo de la película, es así, para tapar la suciedad se necesitan mil variantes, he aquí la de este instante.
Una vez más, el tiempo dirá.
Nos vemos a la vuelta.