Por Daniel de Malas / danieldemalas@swingcompleto.com
No todas las primeras versiones siempre son buenas. Por algo nacieron las segundas oportunidades. En el caso del béisbol, si bien hay quienes saborean el éxito desde su primer año, hay otros peloteros a los que les ha tomado un sinfín de años mostrar todo su talento en las Grandes Ligas.
En cuanto a los cubanos, hay al menos cinco casos palpables de jugadores del pasado o del presente que no la tuvieron fácil en sus primeras cosechas. Veamos quiénes son…
1. Tony Pérez. Sí, este inmortal no la pasó del todo bien en sus primeros años en las Grandes Ligas. Aunque terminó con su trayectoria con una placa en el Salón de la Fama, el lapso de 1964 hasta 1966 no fue sencillo para Tany.
En sus primeras tres campañas en las Mayores, luego de 215 juegos y 613 apariciones al plato, el antillano apenas tenía 16 jonrones y una línea bastante discreta de .254/.304/.412, con 87 impulsadas y 120 ponches.
Pero lo que vino a partir de 1967 fue otra historia, la que todos conocen. Pérez finalizó su carrera con más de 500 dobles, casi 400 jonrones y más de mil 600 rayitas producidas, además de un OPS vitalicio de .804.
2. Kendrys Morales. El industrialista anunció su retiro hace meses, lo que puso fin a una historia de éxitos para el extoletero. La historia de Morales es parecida a la de Pérez: sus primeras tres zafras no fueron del todo positivas con los Angelinos de Anaheim.
Al cabo de sus tres primeros años, entre 2006 y 2008, Kendrys registraba 12 vuelacercas, 45 fabricadas y un promedio de .249 con el madero en 127 duelos y 407 viajes totales al box.
La explosión del perenne bateador designado ocurrió justo para 2009, cuando quedó quinto en la votación al Jugador Más Valioso de la Americana, gracias a sus 43 dobles, 34 jonrones y 108 remolcadas.
3. Raisel Iglesias. El actual cerrador de los Rojos de Cincinnati, que hoy luce atornillado a ese puesto, fue abridor en su primer torneo en las Mayores y sus números no fueron tan brillantes como los que acumuló después como apagafuegos.
En 16 aperturas de 18 presentaciones en total, ganó tres juegos y perdió siete. Su efectividad fue de 4.15 y su WHIP terminó en 1.14. Ese año fue un iniciador promedio, pero después se convirtió en un taponero estelar.
Desde 2016, ha salvado 98 compromisos con efectividad de 2.85 en 234 apariciones con Cincinnati. En 293.1 episodios, ponchó a 344 rivales.
4. Jorge Soler. Este es uno de los mejores ejemplos de persistencia. Si bien es cierto que Soler tuvo 24 buenos juegos para iniciar su carrera, en 2014 con los Cachorros de Chicago, luego sufrió innumerables lesiones y se desplomó año tras año.
Entre 2015 y 2018, el jardinero tuvo una línea de .244/.326/.410 con más ponches (292) que hits (223) en apenas 283 desafíos. Solo dio 33 dobles y remolcó 112 carreras.
Pero su desquite llegó en 2019, cuando disputó todos los juegos de la ronda regular (162) y lideró la Liga Americana en estacazos de vuelta completa (48), con los Reales de Kansas City.
5. Yoán Moncada. Este infielder fue un diamante en bruto con los Medias Rojas de Boston en su tiempo como prospecto. Después pasó a ser lo mismo con los Medias Blancas de Chicago. Poco a poco fue puliéndose, pero primero el antillano tropezó varias veces.
En sus dos primeros años en las Grandes Ligas, entre Boston y Chicago, se ponchó en 86 ocasiones en 251 apariciones al plato y tuvo un OPS de apenas .730. En el 2018, su primera temporada completa, lo retiraron en 217 oportunidades por la vía del tercer strike, lo que significó la máxima marca en el joven circuito, y ligó únicamente para .235 de promedio.
Todo cambió para el jovencito en 2019. Dio 34 dobles, 25 bombazos, fabricó 79 carreras, sus ponches disminuyeron (154) y su OPS pasó de .714 en 2018 a .915.