Por Juan Páez
Yasmany Tomás parece haberlo hecho todo para, luego de dos años de ausencia por estar en Triple A, volver a las Grandes Ligas. Esta semana, el “Tanque” ganó el festival de jonrones de la categoría que antecede a la Gran Carpa (con 59 bombazos), que pese a que podría no ser una distinción de tanto peso en su vitrina, es otro argumento para regresar al mejor béisbol del mundo.
El slugger, quien estuvo por última vez en las Mayores en 2017, tiene dos años corridos jugando en Triple A, poniendo números de toletero. Durante el torneo pasado dio 22 dobles, cuatro triples y 14 vuelacercas en 106 juegos, números que se ven minúsculos cuando se comparan con los que exhibe en 2019: 21 biangulares, tres triples y 25 estacazos de vuelta completa en solo 86 compromisos con el Reno Aces.
Esos 25 bambinazos son la segunda máxima cantidad en la Liga de la Costa del Pacífico, solo por debajo de los 29 que acumula su compañero Kevin Cron.
La línea del oriundo de la capital cubana también demuestra que ha evolucionado como bateador. En 359 apariciones al plato, tiene average de .309, promedio de embasado de .348 y porcentaje de slugging de .611. Todo eso redunda en un altísimo OPS de .959.
¿Mismo equipo o cambio?
Arriba, los Diamondbacks de Arizona parecen tener poco espacio para Tomás, quien en las menores ha jugado en primera base y los jardines, sobre todo en el izquierdo.
Tomando en cuenta que en la MiLB no predominan las estadísticas avanzadas en la defensiva, solo tiene cuatro errores en 233 chances en la inicial y dos pifias en 50 oportunidades en el left field.
Pero aunque los desérticos podrían usar el bate del isleño, quien ya ha producido en las Grandes Ligas, parecen no tener cabida en esas posiciones, debido a que están ocupadas por hombres como David Peralta, Jake Lamb y Christian Walker.
Resumiendo: 84 jonrones, 59 en el Derby y 25 durante la primera mitad de la campaña llevan a una sola interrogante: ¿se atreverán los D’Backs a salir de Tomás? A estas alturas parece haber tres caminos para el pelotero:
1) Un cambio: El equipo podría negociarlo a otra organización, pero para que esto ocurra, muy probablemente deberá comer gran parte de los 17 millones de dólares que le adeuda para el año que viene. Solo así podría obtener algo valioso a cambio.
2) Dejarlo libre: Si simplemente Arizona ya siente que no quiere o no necesita a Tomás, siempre podrá dejarlo en libertad. De igual forma tendrá que pagarle lo que resta en su contrato y así el jugador podrá firmar con otro club por sueldo mínimo.
3) La carta “Rusney Castillo”: Otro camino que podría estar en el horizonte de Tomás, que podría ser el peor, sería estancarse en Triple A, justo como le ha pasado a su compatriota Rusney Castillo con los Medias Rojas de Boston. Esta sería la más ruda alternativa, debido a que pese tendría trabajo, estaría jugando y estaría cobrando, su talento estaría “preso” en ligas menores, sin poder mostrarse de nuevo en la Gran Carpa.