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A comienzos del inminente julio se cumplirán 32 años de dos de las primeras (y más sonadas) ‘deserciones’ de peloteros cubanos en eventos internacionales: me refiero a las que protagonizaron Edilberto Oropesa y Rey Ordóñez durante los Juegos Mundiales Universitarios de Búfalo 1993.
El primero en desligarse del equipo Cuba fue Oropesa, cuya fuga tuvo ribetes definitivamente inverosímiles. El zurdo venía de una sólida campaña con Matanzas, se ganó su lugar en la nómina para la cita neoyorquina, y allá viajó con la absoluta convicción de que no regresaría. En su mente no estaba abrir las puertas de las Ligas Mayores: su interés residía estrictamente en vivir fuera de la Isla.
Guajiro ciento por ciento, Edilberto Oropesa ni siquiera sabía utilizar el teléfono. No obstante, se las ingenió para comunicarse con sus parientes emigrados, y el escape lo consumó en pleno estadio, a las puertas de un desafío entre Cuba y Corea del Sur.
Oropesa dio el primer paso y Ordóñez lo siguió
¿Cómo fue? Pues saltando una cerca de unos cuatro metros en el estadio Sal Maglie. Desesperado por acabar de dar el paso, decidió no aguardar por el fin del encuentro, se quitó las chancletas que llevaba y trepó lo más rápido que pudo.
“La gente me gritaba ‘Oropesa, ¿tú te volviste loco?’ y ‘oye, ¿adónde tú vas?’. Cuantas más cosas decían más hacía yo por llegar arriba. Recuerdo que en la punta de la cerca, lo único que atiné a decir fue ‘bye-bye’. Al fondo mi primo gritaba ‘asilo político, asilo político’, y yo me tiré y corrí a buscar el carro. Me sentía tan nervioso que me iba a meter por la puerta del chofer”, me contó en un reportaje para Cubanet.
Eso fue el 10 de julio de 1993. Dos días después, el torpedero Rey Ordóñez seguiría sus pasos al abordar un Cadillac a las afueras de la villa de la Universidad de Búfalo.
De manos prodigiosas, Ordóñez había mostrado su calidad en las paradas cortas de Metropolitanos e Industriales (en este último equipo como suplente de Germán Mesa), y ese talento despertó el interés de no pocos expertos en las Ligas Mayores: así, tres años más tarde ya estaba en New Yok Mets, con los cuales ganó el Guante de Oro de la Liga Nacional en las campañas de 1997, 1998 y 1999.
El ejemplo de Rey Ordóñez y Edilberto Oropesa
Oropesa y Ordóñez fueron las únicas bajas de la expedición a Búfalo del equipo Cuba, pero no los únicos jugadores de aquel grupo que probaron fortuna en el béisbol profesional estadounidense. A saber, el inicialista capitalino Roberto Colina ‘desertó’ en 1996 en México durante una Copa de Clubes Campeones, el receptor villaclareño Ángel López se largó en una salida clandestina en 1998, y esa misma fue la vía de escape del camarero pinareño Yobal Dueñas en el año 2003.
Dicho sea de paso, poco antes de partir hacia Búfalo había sido excluido de la selección el primera base Jorge Luis Toca por rumores de que iba a ‘desertar’. Un lustro después, el estelar villaclareño tomó una embarcación que lo sacó de Cuba.
A la postre la escuadra insular se impuso a Corea en la final. Los bateadores más destacados del plantel dirigido por Pedro Jova fueron Rey Isaac (15-7), Eduardo Cárdenas (30-12), Gabriel Pierre (23-9) y Yobal Dueñas (29-11), mientras que desde el box Ormary Romero (2-0, PCL de 1.20) y Ernesto Guevara (2-0, PCL de 2.00).
Fuera de los jugadores mencionados previamente, el roster lo completaron Lázaro Castro, Oscar Valdés, Alexander Ramos, Jorge García, Eduardo Paret, Juan Carlos Linares, Víctor Bejerano, Blas Bocourt, José Miguel Báez, Alfredo Fonseca y Teófilo Pérez.
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Michel Contreras González
Periodista deportivo con treinta años de carrera. Graduado de Comunicación Social en la Universidad de La Habana, ejerció el periodismo en medios como Juventud Rebelde, Bohemia y Cubadebate antes de adherirse a la llamada prensa independiente, para la cual ha sido colaborador de la página deportiva en Oncuba, Cibercuba y Cubanet. Artículos suyos han aparecido en varias publicaciones extranjeras de habla hispana. Obtuvo numerosos premios en concursos de carácter provincial y nacional. Tiene publicados los volúmenes “Dioses Paralelos” (Ediciones Loynaz) y “Vuelos de Gavilán” (Unos y Otros Ediciones). Apegado fundamentalmente a la crónica, el comentario y la entrevista, la mayoría de sus textos versan sobre béisbol, fútbol y ajedrez, sin desdeñar el boxeo y el atletismo.