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Le sobraba talento y la vida le dio la oportunidad de probarlo al más alto nivel: en medio de la Segunda Guerra Mundial, el cubano Tommy de la Cruz se enfundó el uniforme de Cincinnati Reds y las Ligas Mayores lo vieron brillar en todo su esplendor.
Lástima que su presencia en el teatro de los sueños beisboleros duró tan solo un año. No obstante, en la breve estadía se las ingenió para agenciarse nueve triunfos, sentar efectividad de 3.25 y laborar en nada menos que 191.1 entradas alternando aperturas y relevos.
Fue un pitcher estelar, por más que hoy su nombre viva en el olvido. Se llamaba Tomás, lo bautizaron como Tommy de la Cruz, y este 18 de septiembre se cumplen 114 años de que viera la luz en Marianao.
Tommy de la Crruz, un pionero racial
Afrodescendiente, el espigado lanzador se subió a las lomitas de las Ligas Mayores en 1944, cuando aún Jackie Robinson no había derribado la patética barrera racial. ¿Cómo pudo lograrlo? Sencillo: su piel era suficientemente clara para eludir el veto, aunque de todos modos en su paso por aquellos diamantes no faltaron controversias en la prensa y la afición.
Así pues, Tommy de la Cruz fue un pionero racial en el Big Show, al estilo de su compatriota Roberto Estalella, el venezolano Alex Carrasquel o el puertorriqueño Hiram Bithorn, jugadores con vestigios de sangre africana que, al decir del historiador Peter Bjarkman, “se escabullían furtivamente por encima, por debajo y alrededor de las barreras erigidas por el stablishment de las Grandes Ligas bajo el pretexto de un pacto de caballeros”.
Esto es, cada vez que se alzaba una voz para acusarlo de mestizo, la gerencia de Cincinnati contestaba que Tommy de la Cruz era hispano y no realmente negro. En medio de esa miopía fingida transcurrió su única campaña en las Ligas Mayores, en la cual halló tiempo para convertirse en el primer pitcher latinoamericano que logró un juego completo de un solitario hit a aquel nivel.
La gran noche de Tommy de la Cruz
Dicha hazaña la firmó el 16 de septiembre del año referido. Como visitante de Pittsburgh Pirates, el cubano soportó un indiscutible remolcador en el mismo primer episodio, y a partir de ese instante no volvió a permitir libertades para anotarse la victoria (2×1).
Ahora bien, ¿por qué Tommy de la Cruz duró tan poco en el Big Show? Al respecto se han tejido numerosas hipótesis que van desde la posibilidad de que los Reds desistieran de continuar lidiando con el tema de la raza (máxime con sus jugadores blancos a punto de regresar de la guerra), hasta la teoría de que sencillamente el hombre se dejó tentar por una sólida oferta proveniente de la Liga Mexicana.
Más allá del hecho de que muchos detalles de su vida (incluso el de su prematuro deceso a los 46 años) permanecen en la oscuridad, se sabe que el derecho brilló en la liga azteca y también en la liga invernal cubana, donde prestó sus servicios a Marianao, Habana y Almendares y hasta se gastó el alarde de rubricar un choque sin hit ni carrera.
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Michel Contreras González
Periodista deportivo con treinta años de carrera. Graduado de Comunicación Social en la Universidad de La Habana, ejerció el periodismo en medios como Juventud Rebelde, Bohemia y Cubadebate antes de adherirse a la llamada prensa independiente, para la cual ha sido colaborador de la página deportiva en Oncuba, Cibercuba y Cubanet. Artículos suyos han aparecido en varias publicaciones extranjeras de habla hispana. Obtuvo numerosos premios en concursos de carácter provincial y nacional. Tiene publicados los volúmenes “Dioses Paralelos” (Ediciones Loynaz) y “Vuelos de Gavilán” (Unos y Otros Ediciones). Apegado fundamentalmente a la crónica, el comentario y la entrevista, la mayoría de sus textos versan sobre béisbol, fútbol y ajedrez, sin desdeñar el boxeo y el atletismo.