Por SwingCompleto/ contacto@swingcompleto.com
No han comenzado oficialmente los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y ya trascendió el primer atleta que decidió dejar a un lado a su delegación y tomar un nuevo rumbo deportivo y social más allá de su país.
Ahora mismo todos deben preguntarse qué deportista cubano se convirtió en el primero en cambiar su destino dentro de una cita estival desde el luchador Alexis Vila en Atlanta 1996. Se trata de un pesista, y aunque la mayoría piensa ahora mismo que se trata de un compatriota por el elevado porciento de cubanos que han protagonizado este tipo de situaciones tan particulares, en esta oportunidad no es así.
A horas de la ceremonia inaugural del magno evento pactado a organizarse desde el verano del 2020 en la capital japonesa, el halterista de 20 años Julius Ssekitoleko hizo saltar las alarmas al no presentarse a entregar el test diario de covid-19 requerido.
Los funcionarios de la localidad de Izumisano, en la prefectura de Osaka, dieron la voz de alerta al ver que no se había presentado y, al parecer, varias horas después, uno de ellos encontró una nota escrita en su habitación en la que Ssekitoleko afirmaba que no tenía intención de regresar a Uganda porque la vida allí es «particularmente difícil».
El deportista abandonó sin aviso la instalación hotelera en el que se encontraba y a primera hora compró un billete de tren con destino a Nagoya, a unos 200 kilómetros de distancia, según nuevos detalles de la investigación publicados por la agencia local de noticias Kyodo.
El levantador también pidió a los miembros de la delegación que entregasen sus pertenencias a su mujer en su país de origen. Su paradero sigue siendo desconocido, aunque un miembro de la delegación de Uganda sí logró contactar con él por teléfono en la tarde-noche, aunque sin obtener más información sobre su situación.
Según especialistas consultados, las posibilidades de Julius eran bastante remotas, pero es obvio que si prefirió no ser parte de algo tan trascendental como son unos Juegos Olímpicos.
No han sido tan aislados las “deserciones” de deportistas no cubanos en la era contemporánea, con representantes en tal sentido de varios países africanos fundamentalmente, y latinos y asiáticos en menor medida, sobresaliendo en este último grupo Corea del Norte.
Si bien muchos se podrán preguntar si alguno de los integrantes de la comitiva cubana (69 deportistas) volverán a la Isla al término de la justa ecuménica la respuesta no es tan sencilla.
Y es que, si bien ningún exponente del deporte cubano ha desertado en Japón, debido entre otras cosas a las rigurosas medidas en contra de los emigrantes ilegales, y a que la tasa de “quedados” en medio del contexto de las Olimpiadas es extremadamente baja, hay factores que pudieran no ser tan categórico sobre todos volverán a casa. Quizá no para radicarse por mucho tiempo en tierra nipona, pero la dura situación que se vive hoy día en Cuba puede hacer que haya quienes puedan pensar y de hecho actuar en desviar el rumbo durante o después de su participación.
Tomar un avión desde Tokio hacia otro país o desviarse del camino oficial en la escala al retornar a la Isla son vías más objetivas. No obstante, es preciso recordar que sin pasaporte oficial (solo está en su poder del deportista en el aeropuerto para el control de emigración), por lo que el no tener ayuda de otra persona puede hacer altamente riesgoso el “desertar” en un país lejano a un lugar más flexible con los indocumentados o para quienes pidan un asilo político.
Solo el tiempo dirá si como ha pasado en casi todas las citas estivales la comitiva antillana vuelve intacta a su lugar de origen, aún cuando tiempo después en función de la experiencia acrecentada con los años, varios terminan buscando el camino de la emigración.