Por Reynaldo Cruz
La reputación de Albert Pujols respecto a cómo trata a los fans se ha puesto de manifiesto en varias ocasiones, con unos cuantos seguidores publicando los videos de su gentileza, incluso con fanáticos de equipos rivales. A la altura del cuadrangular 697 de su carrera, con el que destronó a A-Rod para quedarse solo en el cuarto lugar de todos los tiempos, el dominicano siguió mostrando su humildad.
No son pocos los videos y comentarios respecto a las veces que La Máquina se ha quitado la camiseta para dársela a un niño, o las veces que ha obsequiado su bate o sus implementos a los seguidores del béisbol.
Pues resulta que como sucede casi siempre en las ligas mayores, el cuadrangular terminó en manos de unos fanáticos. Y como sucede casi siempre que se trata de un vuelacerca importante, estos fanáticos planearon encontrarse con el autor del bambinazo después del encuentro para devolverle la pelota.
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En este caso en particular, los afortunados (a veces se trata de estar en el momento y el lugar adecuados) resultaron ser Matt y Samantha Brown. Una fecha un poco desgarradora para los estadounidenses debido al aniversario 21 del ataque al World Trade Center en New York, tenía un impacto doblemente fuerte para Samantha, quien había perdido a su padre exactamente hace un año.
Nuevamente Pujols demostró que su grandeza no solo se limita al terreno de juego, sino que trasciende mucho más allá de los aplausos, los batazos y los vestidores. En el momento del encuentro, Pujols se rehusó a pensar en que se trataba de una fanática rival, y decidió, en un gesto de humildad extrema, rechazar la pelota, diciéndole que significaría más para ella que para él.
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La publicación en Instagram del sitio Jomboy Media se hizo eco del suceso:
A Pujols le restan apenas tres batazos de vuelta completa para alcanzar la cifra dorada que ha sido superada apenas tres veces en toda la historia de las grandes ligas, por tres monstruos de la talla de Babe Ruth, Hank Aaron y Barry Bonds. Sin embargo, con sus acciones con los seguidores del deporte de las bolas y los strikes, parece llegar a 800 cada vez que tiene un gesto de generosidad.