Por Marcos Conde
Cada vez que un pelotero cubano firma por alguna franquicia de Grandes Ligas es motivo de celebración y orgullo enorme para todos los aficionados del béisbol de la isla. Recientemente un nuevo joven antillano cumplió el sueño y se unió a un equipo de MLB, se trata de Andy Rodríguez, que fue contratado por los Texas Rangers de la Liga Americana.
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El excerrador de Industriales, quien se había insertado en el béisbol universitario con grandes resultados, se unió al conjunto tejano como agente libre luego de no ser pedido por ningún equipo en el más reciente draft. De esta manera se sumó a su excompañero en los azules y amigo personal, Bryan Chi, que había firmado también por los Rangers hace unas semanas.
En medio de la alegría por uno de los momentos más importantes de su carrera Andy dedicó agradecimientos a través de su cuenta personal de Instagram. En un post en dicha red social expresó:
«Gracias a Dios por haberme hecho realidad el sueño que todo pelotero quisiera en un futuro y a los Rangers por confiar en mi trabajo y mi talento. Gracias MAMÁ, te dedico este triunfo ya que usted fue parte de este logro desde el minuto cero, desde la distancia te mando miles de bendiciones, gracias a ti soy Andy Rodríguez y usted merece ser bendecida. Gracias también a todas esas personas que de una forma u otra estuvieron apoyando esa gran carrera desde niño de la cual estamos súper orgullosos de sus apoyos».
Estas palabras estuvieron acompañados de imágenes en las que se veía firmando su nuevo contrato profesional junto a su representante, directivos de los Texas Rangers y su amigo Bryan Chi, a quien también le dedicó las siguientes líneas: «Que te puedo decir Bolito, gracias por todo manin, SEGUIMOS».
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Al poco rato de ser publicado, el post comenzó a inundarse de comentarios de felicitaciones y buenos deseos, algunos de ellos de amigos y peloteros cubanos como Yolbert Sánchez, César Prieto, Narbe Cruz, Yandy Molina, Misael Villa y muchos otros.
En su paso por el béisbol universitario Andy se convirtió en el as de su equipo, trabajando en 17 desafíos, con siete éxitos y tres fracasos, 95.2 de inning de actuación, 121 ponches y promedio de carreras limpias de 2.45. Sin dudas le queda mucho camino por recorrer y el verdadero sueño sería llegar algún día a Las Mayores, pero ya el joven capitalino puede considerarse un ejemplo de superación y consagración al que a muchos les gustaría emular.