IMPRESIONANTE: Antonio Muñoz y Lázaro Vargas, vergüenza más que dolor

Por Yasel Porto

Cuba ha dado muchos peloteros excepcionales a lo largo de su historia. Como también un porciento bien elevado de ellos han dado muestras de una vergüenza deportiva a pesar de grandes dificultades personales y deportivas.

En ese listado no pueden faltar los nombres de Antonio Muñoz y Lázaro Vargas, quienes en un mismo evento fueron capaces de reponerse a situaciones complejas en extremo y convertirse en figuras protagónicas de sus respectivos equipos.

Cada cual con su momento de dolor, pero con el mismo resultado final que los reafirmó como grandes del béisbol. Ahora no es importante que el primera base villareño fue mejor que el controvertido antesalista habanero. Lo que realmente cuenta en esta historia es la respuesta de ambos a algo delicado que los puso a prueba una vez más.

Todo sucedió en la memorable Serie Selectiva de 1989, la cual se definió en el ofensivo estadio municipal de Jatibonico, el Genaro Melero, donde además de los batazos también sobresalieron dos momentos impactantes. En ellos Muñoz y Vargas fueron el centro.

El conocido “Gigante del Escambray” recibió duras críticas en medio del terreno por parte del tercera base de Las Villas Rafael Orlando Acebey. Tras no poder contener un tiro del antesalista anaranjado Muñoz fue reprimido verbalmente por el joven jugador villaclareño que si bien primero encontró una dura respuesta del legendario jonronero poco después éste echó a llorar por una mezcla de dolor e impotencia. Y lógicamente también de vergüenza por un público que estaba acostumbrado a otra imagen del mítico número 5 de las selecciones provinciales y nacionales.

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Después de recibir el apoyo de la propia fanaticada y la mayoría de sus compañeros de equipo, el veterano logro calmarse y lo que pasó después solo fue la ratificación de por qué la mayoría de los fanáticos del béisbol cubano lo consideran como uno de los imprescindibles de nuestra pelota.

Fue uno de los más destacados de aquella Serie Extra frente a Ciudad Habana ganada por la escuadra de Las Villas bajo la dirección de Abelardo Triana. Nadie podrá olvidar jamás aquel jonrón decisivo en el noveno inning y en casa de los capitalinos, conexión que celebró con una euforia muy particular. Era el último gran momento del gran Muñoz dentro de la pelota cubana. Poco después llegó la decisión del retiro del juego activo.

La situación con Vargas también es digna de admirar. Muchos criticaban la supuesta apatía del jugador habanero por su famoso bate arrastrado cuando iba a consumir turno, pero pocos lo superaron en entrega y espectacularidad sobre el terreno.

En el mismo juego donde Muñoz discutió y lloró, Vargas jugó con un estado febril complejo que incluyó fuerte dolor de cabeza y el cuerpo completamente “cortado”. Pero pese a la recomendación médica y de la propia dirección de la escuadra azul, el hombre que decidió un año antes el Mundial de Italia tenía una intención diferente.

Vargas insistió una y otra vez su deseo de jugar aquel playoff por lo que hubo que buscar todo tipo de métodos para bajar la fiebre y mejorar algo su dolencia. Las imágenes del proceso que aún se conservan son admirables.

El campeón olímpico de Barcelona 1992 y Atlanta 1996 salió al terreno comenzado el partido y si bien no pudo evitar la derrota capitalina terminó siendo uno de los que más produjo a la ofensiva. En su accionar se incluyó un cuadrangular y hasta una fuerte discusión con el lanzador Roberto Almarales, como para no perder la costumbre de esa energía y carácter fuerte sobre la grama.

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Años después el estelar número 20 de los Industriales daría una muestra aún mayor de pasión por el juego y enorme fuerza de voluntad tras regresar al béisbol pese a sufrir una grave lesión de rodilla con operación incluida.

VIDEO DE LOS DOS MOMENTOS

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