En un partido colmado de emociones, el Barcelona le ganó 5×2 la Supercopa de España al Real Madrid y repitió la historia de su holgado triunfo liguero de octubre pasado.
Ambas escuadras salieron al césped del estadio saudí King Abdullah con las mismas alineaciones que vislumbraron airosas de unas semifinales donde Barcelona batió a Athletic Bilbao (2×0) y Real Madrid hizo lo mismo a Costa de Mallorca (3×0).
Así, Carlo Ancellotti optó por mantener en el banquillo a los jóvenes Brahim Díaz y Arda Guler, en tanto Hansi Flick insistió con el veterano Wojciech Szczesny bajo palos, al tiempo que prefirió a Gavi sobre Dani Olmo, reinscrito ante LaLiga tras la medida cautelar que le concediera el Consejo Superior de Deportes.
Con Gil Manzano como principal e Iglesias Villanueva en el VAR, el Barcelona declaró sus intenciones apenas al minuto dos mediante un dispar* de Lamine Yamal que Thibaut Courtois logró desviar in extremis.
Un par de minutos después, el meta belga volvió a renegar una clara oportunidad rival al repeler el cabezazo de Raphinha, y a partir de ahí los blancos prepararon un contragolpe entre Vinicius y Kylian Mbappé que terminó en gol del francés, castigad*r de la displicencia defensiva de Alejandro Balde.
Tan pronto como en su primera incursión en territorio azulgrana, el Real Madrid había inclinado la pizarra a su favor. No obstante, el Barcelona respondió de inmediato con un remate cruzado de Raphinha que pasó frisando el poste, y sumó otro de Pedri que extendió el ac*so a la cabaña madridista.
Daba la sensación de que el gol azulgrana estaba a punto de caer, y de corroborarlo se encargó la gran figura del equipo, Lamine, quien recibió el pase en profundidad de Robert Lewandowski y definió con una sutileza inatajable para Courtois.
El score volvía a la paridad, y cerca de la media hora de partido la ironía del fútbol entró en cancha cuando Ronald Araújo (cuya salida rumbo a la Juventus es el rumor de moda en el mundillo) tuvo que reemplazar al lesionado Íñigo Martínez.
El Barcelona pasó como una tromba
Más entretenido no podía ser el curso de un cotejo que representaba la tercera final consecutiva de la Supercopa entre los dos mejores equipos de España. Parecía que habría un choque nivelado entre las fuerzas del fútbol asociativo y el resolutivo, pero el último tercio del período desbarató esa idea con tres nuevos goles del Barcelona.
El primero, de Lewandowski, con un impecable cobro de penal tras la falta peligrosa de Eduardo Camavinga sobre Gavi. El siguiente, de Raphinha, que esa vez sí acertó con la testa para coronar el soberbio centro de Koundé. Y el restante, en el minuto conclusivo de una dilatadísima prórroga, obra de un Balde que se redimió de su responsabilidad en la anotación merengue.
Obviamente enojado, para el complementario Ancelotti dio entrada a Dani Ceballos en lugar del amonestado Camavinga, y en una de esas Rodrygo prendió una volea que se estrelló en el ángulo de la portería catalana. Frustrado ese chance, la répica azulgrana fue implacable a través de la segunda diana de Raphinha.
Hundido en el score, el Real Madrid veía esfumarse todas sus ilusiones, que reverdecieron con la justificada expulsión de Szczesny al derribar a “Donatello”. En el cobro de la falta Rodrygo no tuvo piedad y en el lumínico de la instalación apareció el descuento.
Desde ese momento el encuentro fue otro. Obligado a defender el marcador, el Barcelona sacó del campo a Lamine para la entrada de Iñaki Peña, y Gavi cedió su espacio a Olmo en busca de un superior control de la pelota. Restaba más de media hora por jugar.
Empeñado en sacarle lascas al momento anímico, el DT madridista metió a Luka Modric por el desacertado Aurelien Tchouameni, y más tarde no le tembló la mano para sustituir a Vinicius, fiándole todo a la inspiración de Brahim Díaz. Sin embargo, las cosas siguieron como estaban y nada impidió que Hansi Flick conquistara su primer título al timón del Barcelona.
Vale recordar que entre abril de 2023 y el mismo mes de 2024, los merengues habían encarrilado cuatro éxitos en fila en la pulseada entre los archirrivales, racha esta que se vio quebrada en su enfrentamiento liguero del 26 de octubre de 2024, cuando los culés ganaron cuatro goles por cero en el Santiago Bernabéu.