José Manuel Cortina: “Soy un entrenador de lanzadores, no un reparador de brazos”

Michel Contreras

Aunque ya se ha hablado de José Manuel Cortina, no ha sido suficiente para englobar una carrera coronada por el éxito de enormes lanzadores.

Jose Manuel Cortina. Beisbol cubano.

En una nota reciente dimos cuenta del trabajo desarrollado por el veterano entrenador pinareño José Manuel Cortina con su coterráneo Frank Abel Álvarez, quien meses atrás debió abandonar las filas del equipo mexicano Guerrero de Oaxaca para regresar a Cuba debido a una lesión.

De Cortina se han escrito algunos párrafos, aunque no los suficientes para englobar una carrera coronada por el éxito de grandes lanzadores de su provincia (Rogelio García, José Ariel Contreras, por nombrar algunos…), así como de otros territorios (René Arocha, Liván Hernández, etc…) y países, como es el caso del inmortal panameño Mariano Rivera.

Habitualmente subutilizado en el beisbol cubano, el oriundo de Minas de Matahambre ha trabajado mayormente detrás de los reflectores, razón por la que ciertos aficionados tienden a verlo más como reparador de brazos que como hacedor de lanzadores. Y no. Sin ánimo de menospreciar ningún oficio, este hombre debe ser visto como sastre, no como costurero remendón.

José Manuel Cortina y su legión de discípulos

“Con toda humildad, yo me considero un entrenador de lanzadores”, me dice Cortina tras una sesión de trabajo en el estadio Capitán San Luis. “Si alguien lo duda, que se lo pregunte a los pitchers que tú mencionaste, y también a un montón más entre los que se cuentan Faustino Corrales, Daysbel Hernández, Raidel Martínez, Liván Moinelo, Carlos Yanes, Ariel Prieto, Yariel Rodríguez o Yosimar Cousin”.

De acuerdo con él, “reparar brazos es solo un trabajo adicional” que hace “porque no tuve quien me asistiera cuando me lesioné en el hombro en la categoría juvenil. En ese sentido he ayudado desde niños de 14 años hasta una maestra que no podía levantar su brazo para escribir en la pizarra de la universidad”.

Dicho esto, José Manuel Cortina explicó que “para reparar un brazo hay que dominar bien su recorrido y crear una combinación uniforme de todo el movimiento de lanzar”, y enfatizó que “quien se lastima crea un miedo que yo soy el encargado de quitar”.

No hay secretos para José Manuel Cortina

Para muestra trajo a colación el ejemplo del derecho camagüeyano José Ramón Rodríguez: “Cuando Pepe vino para Pinar y empezó a lanzar yo estaba a su lado para evitar que deformara su movimiento del brazo. En un momento le dije ‘no me aflojes la mano’, entonces él me preguntó cómo me había dado cuenta de eso y le contesté que nada, que eran muchos años en esto. En el proceso de recuperación de las lesiones uno está obligado a volverse psicólogo”.

Ciertamente, el magisterio de este puntal del beisbol cubano no necesita cartas de presentación. La huella de Cortina (quien una vez me confesó pagar las miserias humanas con trabajo) está en casi todos los estelares que se encaraman al box pinareño, y si no es todavía más grande se debe a que en Cuba se rinde más culto a la tracatanería que al talento.

Como señaló otro estelar de la tierra del tabaco, Erly Casanova, “Cortina no solo repara brazos, sino que evita que se rompan”.

José Manuel Cortina en una entrevista y Leandro Martínez lanzando

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