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La carrera de Yuli Gurriel en las Ligas Mayores quizás terminó el 27 de abril, cuando salió de emergente en el Petco Park y conectó un rodado por tercera que puso fin a un juego contra Tampa Bay Rays. Y sí, escribo “quizás” porque obviamente existen posibilidades de un regreso, pero a día de hoy lucen distantes.
Solo dos días después del encuentro de marras, San Diego Padres puso al infielder en asignación y a partir de ese instante todo ha sido incertidumbre en torno a la continuidad de una aventura de diez años al máximo nivel.
Ciertamente, a Yuli Gurriel le había ido mal. Se podría alegar que verse inmerso en un rol secundario le pasó factura a un pelotero acostumbrado al juego diario desde las categorías infantiles, pero hay que admitir (nos guste o no) que un OPS de .339 en 36 veces al bate es argumento suficiente para decepcionar a la gerencia. Inclusive a la más condescendiente.
El bajón en la carrera de Yuli Gurriel
Como cabe esperar de un buen guerrero, Yuli Gurriel no ha bajado los brazos. Se siente fuerte, tiene ánimos para oxigenar la autoconfianza y hace un par de semanas se supo que estaba entrenándose en el jardín izquierdo en busca de ganar versatilidad ante los ojos de cualquier interesado.
Lo que ocurre es que el espirituano está a las puertas de cumplir 41 abriles y a esa edad es muy infrecuente que los atletas logren tomar un segundo aire. O para ser precisos, pueden lograrlo en campeonatos de dudosa calidad, más resulta extremadamente complicado hacerlo en las Ligas Mayores del béisbol.
El Padre Tiempo ha hecho su trabajo de desgaste y la estadística avanzada de la carrera de Yuli Gurriel da fe de ello. Por ejemplo, la velocidad de salida de sus batazos decreció de 89.8 MPH en 2021 a 85.1 MPH en este curso con los Frailes. En ese mismo lapso, sus conexiones fuertes (+95 MPH) descendieron de 41.4% a 17.9% y su porcentaje de ponches se incrementó de 11.2 a 20.0.
Así que lamentablemente, las noticias son poco alentadoras hasta el punto de que el goodbye parece bastante más cercano que el comeback. Su rendimiento habla de una decadencia indiscutible. Sin embargo (y ojalá esto no suene a un autoconsuelo), cuando llegue el momento de bajar las cortinas en la carrera de Yuli Gurriel, la gratitud indica que debiéramos centrarnos exclusivamente en sus momentos de esplendor con Houston Astros.
La carrera de Yuli Gurriel merece todo el respeto
Señores, estamos hablando de un jugador que desembarcó en la MLB con 32 años a cuestas tras un largo periplo de 15 campeonatos en el béisbol cubano, un sinfín de torneos internacionales y hasta una campaña en los terrenos japoneses.
Veterano, se tuvo que acomodar a otro sistema de preparación, a nuevas exigencias en home plate, supo pasar de la antesala a la inicial, asumió protagonismo en un equipo que ganó dos de cuatro Series Mundiales y hasta se dio el gustazo de agenciarse una corona de bateo y un Guante de Oro.
Devotos no le faltaron nunca, ni tampoco detractores. Los primeros llegaron a compararlo con San Omar Linares y Don José Dariel Abreu. Los segundos, en patético alarde de ceguera, se cerraron en banda alegando que no bateaba a la hora buena.
Personalmente no milito en ninguno de esos partidos. Prefiero ver a Yuli Gurriel como un gran pelotero que pudo corregir en alguna medida el tiempo que perdió en las Series Nacionales, le aplaudo la proverbial entrega que lo distinguió por espacio de más de dos décadas y lo exhorto a escuchar el llamado inevitable del retiro.
Pasó el tiempo, pero no el legado.
Michel Contreras González
Periodista deportivo con treinta años de carrera. Graduado de Comunicación Social en la Universidad de La Habana, ejerció el periodismo en medios como Juventud Rebelde, Bohemia y Cubadebate antes de adherirse a la llamada prensa independiente, para la cual ha sido colaborador de la página deportiva en Oncuba, Cibercuba y Cubanet. Artículos suyos han aparecido en varias publicaciones extranjeras de habla hispana. Obtuvo numerosos premios en concursos de carácter provincial y nacional. Tiene publicados los volúmenes “Dioses Paralelos” (Ediciones Loynaz) y “Vuelos de Gavilán” (Unos y Otros Ediciones). Apegado fundamentalmente a la crónica, el comentario y la entrevista, la mayoría de sus textos versan sobre béisbol, fútbol y ajedrez, sin desdeñar el boxeo y el atletismo.
El Yuli debe aprender todavía un poco más…. debe aprender a respetarse a él mismo….
Respetar el trabajo que él mismo desarrolló…
Los dólares son necesarios pero ya él no tiene conqué … insistir es empañar su propio ejemplo….