El Clásico del 2006, la fiesta cubana, el surrealismo y el comienzo del fin

Por Jerry Díaz Sí, este 20 de marzo muchos recordamos la final del I Clásico Mundial de Béisbol, aquel mítico torneo. En muchísimos medios hemos visto imágenes recordando aquel partido que dio el título a un también sorprendente equipo japonés. Ichiro Suzuki era el jugador más mediático y uno de los 2 grandesligas de la […]

Por Jerry Díaz

Sí, este 20 de marzo muchos recordamos la final del I Clásico Mundial de Béisbol, aquel mítico torneo.

En muchísimos medios hemos visto imágenes recordando aquel partido que dio el título a un también sorprendente equipo japonés. Ichiro Suzuki era el jugador más mediático y uno de los 2 grandesligas de la nómina japonesa.

Muchas veces pensamos en la heroicidad de los nuestros, con razón.

El conjunto cubano participó en el Clásico Mundial sin experiencia previa y, siendo sinceros, con un equipo no plagado de estrellas como en ediciones posteriores.

El Team Cuba sorprendió.

Además del buen juego, no podemos negar el factor suerte, pero todos los campeones cuentan con ese extra de fortuna inexplicable.

No nos olvidemos del pelotazo no recibido por Rubén Rivera o la bola dentro de la camisa de Omar Vizquel

No obstante, los cubiches se comportaron a la altura del campeonato y esas dos primeras victorias ante Panamá  y Holanda dieron un empujón de confianza.

Luego vino la épica…

El relevo de Lazo frente a Venezuela, el partidazo jugado ante Puerto Rico.

No era nada fácil vencer a los boricuas en el Hiram Bithorn de San Juan ante su público, con una nómina de grandes peloteros incluído Mr. October Bernie Williams.

Todo confluyó, errores del rival, excelentes jugadas de los nuestros, a veces con precisión quirúrgica como el tiro TabaresYuliesky a Pestano para sacar out al Pudge Rodríguez, el relevo de Odelín con su sinker.

Muy pocos esperaban que el conjunto cubano derrotara a los dominicanos, que ya nos habían vencido en la etapa anterior.

Pues el Petco Park fue testigo de otra victoria épica. Los dominicanos no se explicaban cómo, pero Yadel Martí los estaba dominando, se combinó con Pedro Luis Lazo y todo el equipo para hacernos delirar aquella tarde.

Fueron dos victorias surrealistas, casi se cumplía aquello de que “la realidad superó la ficción”.

Ya todos creíamos posible ganar a Japón e increíblemente Cuba resultara Campeón del Clásico Mundial.

Pero no fue así, esa noche tuvimos un golpe de realidad.

Los japoneses también estaban en la Final llegando a la heroica. Tuvieron que esperar una derrota norteamericana ante México por un marcador exacto que les diera chance de enfrentar a la invicta Korea. Sucedió, México ganó 2 por 1 a Estados Unidos y en un triple empate salieron con el boleto a semifinales.

Japón había perdido en 2 ocasiones con los coreanos, el mejor equipo del torneo hasta el momento.

En el partido semifinal Koji Uehara se lució en el box y dejó en blanco a los coreanos esperando una reacción de los suyos.

Fue un momentazo, Kosuke Fukudome vino de emergente en la séptima con uno en bases, y sí, llevó la bola más allá de la cerca para poner delante a los japoneses. En ese inning la emboscada continuó hasta marcarles 5 y sumar otra en el octavo.

Veámoslo desde la otra perspectiva. Japón llegaba a la final dejando atrás al gran Estados Unidos y la gran Korea. Ahora tendría que enfrentar a la gran sorpresa del torneo: Cuba.

Fue doloroso para nosotros ver como con 2 rallys se escapaba la oportunidad de ganar el campeonato, el título de ese torneo que recién nacía. Aún así, obviamente nos sentimos felices y agradecidos de aquellos peloteros que nos hicieron vivir tantas alegrías en esas semanas.

Luces y sombras

El mérito de aquella selección es innegable, pero hoy, desde la distancia podemos sacar más y mejores conclusiones.

Recordemos que la Serie Nacional fue interrumpida por 2 meses para que la preselección de 60 peloteros se preparara con todo rumbo al torneo.

Se puso a disposición incluso la cancha sintética de Hockey de Boyeros para los entrenamientos.

Todos los grandes entrenadores y estrellas del pasado se pusieron en función de corregir todos los defectos posibles en los peloteros.

Por poner ejemplos, Germán Mesa trabajó específicamente con los torpederos, Omar Linares con los bateadores y así en cada posición y área de juego. Todos los recursos del béisbol en función de un solo objetivo, fue algo así como una Zafra de los Diez Millones beisbolera, con mejores resultados…

El trayecto nos dejó frases célebres como “dejaremos la piel en el terreno”, inmortalizada sin dudas.

Pero no todo fue bueno…

También se escucharon palabras muy desafortunadas como “Esto es un equipo de hombres y no de nombres”. Todos los equipos del torneo eran de hombres, pues fue un campeonato masculino. Incluso, todos tenían nombres…

Otra, que por repetida no deja de ser vergonsoza fue “antes de hacer ningún análisis, debí empezar por ahí, quisiera dedicarle este triunfo a nuestro Gran Mánager”.

El resultado de los beisbolistas fue utilizado como propaganda política que tanto molesta a los fanáticos del béisbol. Por supuesto, no podía faltar la demonización del profesionalismo y las loas de “deporte libre sobre deporte esclavo”.

Claro, todo esto es causa del primero de los males y no conformar una selección con todos los peloteros cubanos posibles. Por aquel entonces casi nadie pensaba en “Cuba Unificado”, la mayoría se conformaba con ver en el Clásico solo a medio equipo nacional.

Cuando hacemos un balance se nos arroja un saldo positivo, todo eso negativo no empaña la gran actuación del equipo cubano. Desempeño que cobra mayor importancia hoy, a 14 años de la gesta que sabemos la noche oscura que ha vivido la selección nuestra desde ese 2006.

https://www.youtube.com/watch?v=T1WRjpW8LC0
IMPERDIBLE: EL PRIMER CLÁSICO MUNDIAL y las imágenes poco recordadas de Cuba fuera del terreno

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