Por Yasel Porto
La fecha del 24 de julio será una de las más trascendentales en la historia del béisbol cubano. Ese día dos nacidos en la mayor isla caribeña serán exaltados oficialmente al emblemático Salón de la Fama del béisbol profesional norteamericano con asiento en el pueblo neoyorquino de Cooperstown.
Ese domingo los exjardineros Tony Oliva y Orestes Miñoso, éste último ya fallecido, se unirán a otros cubanos que pertenecen a ese recinto para así consolidar a Cuba como el país con más presencia allí después de Estados Unidos lógicamente. Antes habían sido elegidos Martín Dihigo, Tony Pérez, José de la Caridad Méndez, Cristóbal Torriente y el empresario cubanoamericano Alex Pompez. También fue reconocido como periodista el bayamés Felo Ramírez.
En la ceremonia participarán miles de fanáticos, como también familiares cercanos a los que tendrán su placa desde ese momento en el llamado «templo de los inmortales».
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Uno de los miembros más especiales de la familia del pinareño Tony es su hermano Juan Carlos, un exlanzador que ha vivido toda su vida en el municipio pinareño de Consolación del Sur (poblado de Corralito). Es por ello que poco después del anuncio de que el tres veces campeón de bateo de la Liga Americana sería parte de Cooperstown, se comenzó a llevar a cabo el proceso para que el estelar monticulista de las décadas del setenta y ochenta puede participar en la ceremonia.
En conversación de este periodista con el legendario exjugador de los Mellizos de Minnesota, éste me confirmó que tanto la organización como el Salón de la Fama de Cooperstown le había dicho que hace unas semanas habían comenzado las gestiones para el viaje de su hermano desde la nación insular.
«Ellos me dijeron que iban estaban trabajando ya en eso para que Juan Carlos pueda estar conmigo en ese momento tan especial. Dios quiera que todo se pueda resolver», fueron algunas de las palabras de quien fuera «inmortalizado» a través del Comité de Veteranos de la Era Golden Days.
La mayor complejidad que tiene esta gran iniciativa es la situación actual con los trámites consulares desde La Habana. Aunque Juan Carlos se mantiene fuerte, habría que ver hasta qué punto es aconsejable el solicitar su visado en los terceros países que hoy está brindando el servicio para residentes cubanos.
Quizá, como sucedió cuando el Preolímpico de Florida el pasado año, pueda existir una excepción con respecto a la inactividad del recinto ubicado a un costado del malecón habanero. También está la posibilidad de una apertura en un futuro inmediato de la misma para una serie de acciones y ello podría viabilizar mejor este caso.
Si logra concretarse la operación, y ojalá que así sea, sería la primera vez que un pelotero de Series Nacionales estará presente en una ceremonia de exaltación al Salón de la Fama de la pelota profesional norteña. De hecho, tampoco son muchos los jugadores de la Isla que han pisado ese lugar a lo largo de la historia más allá de cualquier tipo de categorización.
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Oficialmente solo han trascendido Tany Pérez cuando fue inducido en el año 2000 y Oliva, quien estuvo hace poco tiempo como siempre suele pasar con los futuros miembros meses antes de la actividad.
Juan Carlos Oliva conformó un colosal cuerpo de pitcheo pinareño que dejó profundas huellas y muchos resultados para su provincia. Su rendimiento como abridor y relevista indistintamente lo llevó a la selección nacional. Luego de su retiro se convirtió en uno de los buenos entrenadores de lanzadores, y todavía hoy se mantiene en la contribución de los talentos del territorio.
Volviendo a lo que sucederá el próximo 24 de julio, vale decir que ese día también se convertirá en «inmortal» una figura de popularidad extrema como el dominicano David Ortiz. Por tanto, con Oliva, Miñoso y «Big Papi» dentro del grupo de nuevos miembros el protagonismo latino se hará sentir como nunca.