Por Alexander García Milián
Es un tema- el de las deserciones- un tema que parecía sumido en el abismo, parecía haberse esfumado de los debates y polémicas beisboleras en Cuba.
Es un tema que al comentarse deja una mezcla medio agridulce, una mezcla de inocuidad, lástima y dejadez; una mezcla que al batirse pienso que explotara como un polvorín.
Al hablar de desertor en Cuba, se piensa enseguida en el ostracismo, en el rechazo, en la renegación, en el cartel de parias, de traidores – al menos es parte de ese discurso de siempre- pero todo es comprensible, también reprochable. Lo cierto es que al hablar de desertor, muchos piensan en El Duque, en Contreras, en Pito Abreu, en Yoenis Céspedes, y así, de pronto, como un trueno, se ven como tipos malos y se olvida que como se mire el asunto, se olvida que son glorias de este país.
Ahora, en primera instancia, al conocerse la noticia de la salida de Yoelkis Céspedes, el tópico emergió como un horrendo fantasma que espanta a todos; primero fue uno, luego dos, luego tres- Acebey, Norge Carlos Vera- creo que la lista crecerá un poco más y entonces me viene la pregunta… ¿Tendremos equipo para Lima?, ¡Waooo!, es algo muy fuerte, parece sorna pero no lo es y hablo en serio.
El lastre que representa la ruptura del acuerdo con la MLB es una atenuante real y no lo dudo, todos pensamos que se pondría fin de una vez al asunto de las deserciones, pero no, están de regreso y creo, como nunca que el tópico ha de tratarse desde otras perspectivas, mirar que son seres humanos que buscan un futuro mejor, explotar su talento de un modo más racional y coherente; entonces aquí, juzgar es una actitud que queda muy grande.
Pienso incluso que si en tres años las cosas cambian y de una vez se puede concretar lo pactado, esos que ahora llaman desertores vendrán aquí y serán tratados como lo que son, cubanos como usted y yo.
La salvedad la hago para acotar, que el gastado discurso de las traiciones y las deserciones debe cesar, no se puede mirar el problema siempre con el mismo prisma político, ese que ahora nos da la hiel pero que mañana nos puede regalar rosas.
Solo digo, reitero, apunto que los traidores de hoy, pueden ser los héroes de mañana.
Nos vemos a la vuelta.